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sábado, 20 de junio de 2015

LAS DOS CARAS DE RAFAEL CORREA

Simon Pachano: Ecuador Presidente

Ecuador: de líder a Presidente




Quito, 18 junio 2015 
Por SIMON PACHANO (para infolatam)



En la mañana habló Rafael Correa, en la noche lo hizo el presidente de la República. El aliento a la confrontación, la iracundia, los insultos, las palabras desbordas y el tono airado del primero contrastaron con el llamado al diálogo, la tranquilidad, el lenguaje moderado y el tono pausado del segundo. El tema tratado era uno solo: las leyes económicas recientemente propuestas y la reacción que estas provocaron en la ciudadanía.El primero ratificó su inquebrantable decisión de no dar un solo paso atrás, de no cambiar una palabra ni una coma. El segundo comunicó su decisión de retirar los proyectos de ley. Habían pasado apenas ocho horas entre las dos intervenciones, tiempo suficiente para que Rafael Correa cruzara su pecho con la banda presidencial y cambiara radicalmente de posición.

Independientemente de los motivos –entre los que seguramente se contará una sutil insinuación de la curia sobre el ambiente que encontrará el papa-, lo cierto es que ese cambio entraña algo más que una expresión de esquizofrenia política. A lo largo de los ocho años que lleva a la cabeza del gobierno, Rafael Correa jamás había dado un paso hacia atrás. Por el contrario, siempre reivindicó su derecho a imponer sus decisiones, sin debate, sin búsqueda de acuerdos. Era una estrategia de hechos consumados, que rendía los frutos esperados porque no encontraba obstáculos en los débiles y fragmentados grupos de oposición ni en una ciudadanía adormecida por la bonanza económica. En definitiva, podía darse el gusto de gobernar sin hacer política.

El discurso del lunes en la mañana fue la continuación de esa visión. El de la noche fue el de su bautizo en la política, entendida ésta como lo que es, un camino zigzagueante que está definido por el intercambio con otros actores. Sin embargo, al especificar que el retiro de los proyectos de ley es solamente temporal y al defenderlos con los mismos argumentos que irritaron a los manifestantes callejeros, se pudo ver que le resultará muy difícil, si no imposible, conducirse por esa ruta. Es muy probable que se trate de un paso táctico motivado por la necesidad de asegurar la visita papal y sacar provecho político de ella. Pero, si es así y si vuelve a presentar los proyectos, la reacción podrá ser aun mayor a la observada en la semana anterior.

Como balance final queda el alto el costo político que debió pagar Rafael Correa. Su retroceso –sin ministros fusibles que puedan pagar las consecuencias- demostró que sin bonanza económica y con leyes que tocan los bolsillos no existen líderes invencibles. Las bajas expectativas económicas para los próximos meses llevan a sostener que se profundizará esa erosión del liderazgo y que tendrá poco espacio para mantener el estilo que le aseguró éxitos. Tampoco su conversión en Presidente le asegurará mantener los niveles de apoyo que ha tenido hasta ahora, porque ese giro no concuerda con su trayectoria ni con la imagen que la ciudadanía creó –y apoyo casi religiosamente- durante poco menos de una década.

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