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jueves, 30 de marzo de 2017

AUTOGOLPE DE MADURO EN VENEZUELA

INTERNACIONAL / REPRESIÓN EN VENEZUELA

Los partidarios de Maduro se enfrentan a los opositores en la puerta del Supremo

  • La mayoría opositora que controla la Asamblea Nacional no acatará la sentencia

     

    DIARIO LA RAZON, ESPAÑA, 30/3/2017. 

     

     Autogolpe en Venezuela: Mira la protesta frente a la Corte Suprema tras medida de Nicolás Maduro [Fotos]


Un grupo de diputados venezolanos, de oposición al Gobierno de Nicolás Maduro, acudió hoy al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para rechazar la sentencia por la que la sala asumirá las competencias de la Cámara, y se han enfrentado con una decena de partidarios del presidente y con la policía que les ha impedido el paso.

Los diputados, que representan a una contundente mayoría opositora de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), agregó que la bancada desconocerá la sentencia.

El diputado Juan Requesens, del partido Primero Justicia (PJ), en el que milita el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, fue uno de los legisladores que llegó hasta la sede del Poder Judicial en Caracas y reclamó a gritos el dictamen en cuestión.

"Estamos aquí para defender la voluntad de un pueblo, vamos a seguir luchando por Venezuela y por los jóvenes (...) nosotros vamos a seguir en la calle", dijo Requesens a periodistas tras enfrentarse a empujones a un cordón militar que custodiaba el lugar.

El diputado remarcó que la mayoría opositora que controla la AN no acatará la sentencia.

"Que nos agredan lo que quieran, nosotros vamos a seguir luchando (...) esa sentencia venimos a devolvérsela al TSJ para que se la meta por donde no le cabe", agregó.

Por su parte, el diputado Carlos Paparoni pidió, también a gritos, al presidente del Supremo, Maikel Moreno, dar la cara.

"Si ellos (la Alta Corte) no pretenden darnos la paz que el pueblo está buscando, entonces que tampoco tengan paz ellos", sostuvo Paparoni que también se enfrentó a empujones con los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada).

Los diputados llamaron a los ciudadanos a la "rebeldía" ante lo que consideraron como un "golpe de Estado" que ya fue denunciado por el presidente del Legislativo, Julio Borges, que llamó a desconocer la sentencia del TSJ pues, afirmó, los magistrados que la integran fueron elegidos "para gobernar fuera de la Constitución".

Una decena de simpatizantes del Gobierno gritaron "fuera" a los manifestantes y corearon consignas en favor del Supremo y del chavismo.
El TSJ ha dicho que la situación de "desacato" de la AN se da por el incumplimiento de varias sentencias y que, mientras se mantenga, todos los actos legislativos son nulos y carecen de validez.

Cabe recordar que este "desacato" se inició el año pasado, después de que la junta directiva del Parlamento decidiera incorporar a tres diputados indígenas cuya investidura había suspendido cautelarmente por el máximo tribunal después de que el chavismo asegurara que su elección fue fraudulenta.

 Autogolpe en Venezuela: Mira la protesta frente a la Corte Suprema tras medida de Nicolás Maduro [Fotos]

La oposición ha acusado a los magistrados del TSJ de ser aliados del chavismo, de no cumplir con los requisitos para ser jueces y de haber sido nombrados por la mayoría oficialista del Parlamento anterior en una apurada sesión parlamentaria días antes de que se culminara su mandato en el Legislativo a fines de 2015.


jueves, 23 de marzo de 2017

EL ASESINO MUSULMAN DE WESTMINSTER

Atacante de Westminster: el lobo solitario con viejos problemas con la ley

DIARIO LA TERCERA, SANTIAGO DE CHILE, 23/03/2017.

Se trata de Khalid Maseeod, un británico de 52 años que dejó a tres muertos luego de atropellar y apuñalar a sus víctimas. Personas heridas reciben asistencia sobre el Westminster Bridge, frente al Parlamento británico (Reuters)

El autor del atentado de Londres, Khalid Masood, tuvo muchos problemas con la ley de joven, pero hace 13 años que no se metía en líos hasta que sembró el terror en Westminster, solo, con un coche y un cuchillo.
Una vecina suya lo describió, en declaraciones a la prensa, como “un tipo amable”, aunque su historial judicial ofrece una imagen diferente, al menos hasta hace un tiempo.
“Masood, de 52 años (25/12/1964), nació en Kent”, en el sudeste del Reino Unido, “y los detectives creen que últimamente vivía en West Midlands”, la región de Birmingham, en el centro de Inglaterra, explicó la policía en un comunicado. Un agente de la Policía Metropolitana neutraliza al agresor. Debajo de su pie, tiene el arma con la que el terrorista mató al agente que intentó detenerlo (AP)
El hombre, cuya edad aparece como inusual para este tipo de actitudes, “no era objeto de ninguna investigación en la actualidad y no hay constancia de información anterior sobre su intento de organizar un atentado terrorista”.

martes, 14 de marzo de 2017

OCTOBER REVOLUTION, ONE CENTURY LATER

THE NEW YORK TIMES, The Opinion Pages.

Angels and Demons in the Cold War and Today


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 LOS ANGELES — George Kennan knew how to bring down the house. His lecture audiences started off skeptical about whether Russia really wanted to be remade on the American model. Then he told them about the Russian political prisoners who spent the weeks before the Fourth of July scrounging bits of cloth in red, white and blue. When the holiday came, they met their jailers by waving a sea of tiny hand-sewn stars and stripes through the bars.
It sounds like the perfect Cold War propaganda tale. But the Fourth of July that Kennan was referring to wasn’t during the 1950s — it was in 1876. And the George Kennan telling the story wasn’t the famous Cold War-era diplomat, but his distant relative and namesake, a journalist who had spent time in Russia before going on the lecture circuit in the 1880s.
The American narrative of the Cold War as a battle for the fate of humankind is a familiar one. From the establishment of the Truman Doctrine in 1947 to the collapse of the Soviet Union in 1991, the United States portrayed Soviet Russia as not merely a geopolitical rival, but a spiritual foe. Journalists and policy makers veered between bitter demonization of the country and Messianic fantasies about remaking it in America’s image. But what’s surprising is how far back America’s evangelizing approach to Russia goes — and how it continues to distort our thinking today.

lunes, 13 de marzo de 2017

PUTIN VERSUS MERKEL: GERMANY AND RUSSIA, THE PAST AND THE PRESENT

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 BERLIN — He was skinny in his trim, dark suit, an almost lupine figure, nervous and unexpectedly youthful for a president of Russia. Taking the lectern beneath the dome of the restored Reichstag, Vladimir V. Putin soon shifted to German, with a fluency that startled the German lawmakers and a pro-West message that reassured them. The Cold War seemed over.
It was 2001, just weeks after the Sept. 11 attacks, and Mr. Putin pledged solidarity with America while also sketching a vision of Russia’s European destiny. He was the first Russian leader to address the German Parliament, and lawmakers jumped to their feet, applauding, as many deputies marveled that he could speak their language so well.
Except for Angela Merkel, then the relatively untested leader of the opposition. She joined the standing ovation but turned to say something to a lawmaker who had grown up in the formerly Communist East, as she had. She knew how Mr. Putin’s German had gotten so good.
“Thanks to the Stasi,” Ms. Merkel said, a reference to the East German secret police Mr. Putin had worked alongside when he was a young K.G.B. officer in Dresden.
 Fast-forward more than 15 years, to a world where the Cold War seems resurgent, which has seen a procession of American and European leaders try and fail to engage Russia, and only Ms. Merkel and Mr. Putin remain. Their relationship, and rivalry, is a microcosm of the sharply divergent visions clashing in Europe and beyond, a divide made more consequential by the uncertainty over President Trump’s policy toward Russia and whether he will redefine the traditional alliances of American foreign policy.

Ms. Merkel, 62, is now the undisputed leader of Europe, weary but resolute, the stolid defender of an embattled European Union and of Western liberal values. Mr. Putin, 64, is now the equivalent of a modern Russian czar, who wants to fracture Europe and the liberal Western order. He has outlasted George W. Bush and Barack Obama in America, and Tony Blair, David Cameron, Jacques Chirac and Nicolas Sarkozy in Europe. His state-sponsored hacking teams are accused of helping to derail Hillary Clinton’s predicted ride to the White House.
Now Europe’s fate is on the line, with coming elections in the Netherlands, France, possibly Italy and in Germany, where Ms. Merkel is seeking a fourth term as chancellor. If not on any ballot, Mr. Putin is a shadow figure in every race, inspiring angry European populists who embrace his nationalistic ethos, while Russia is also suspected of meddling through cyberhacking and spreading disinformation. Toppling Ms. Merkel would mean Mr. Putin had bested his last rival.
“Chancellor Merkel is the most steadfast custodian of the concept of the liberal West going back 70 years,” said Strobe Talbott, who was President Bill Clinton’s leading adviser on Russia, “and that makes her Putin’s No. 1 target.”
The new geopolitical dynamics will be on display on Tuesday, when Ms. Merkel visits the White House for her first meeting with Mr. Trump. Mr. Putin, in turn, on Thursday invited the German chancellor to visit Moscow in the near future. It is a poker game featuring two inscrutable players with a long history — and a new, inscrutable third participant.
Back in 2000, as the West struggled to size up the new Russian leader, the puzzlement was distilled in a panel question at the elite talkfest at Davos, Switzerland: “Who is Mr. Putin?” Years later, Mr. Putin remains an enigma, sometimes depicted as a cartoonish, shirtless macho man, or drawn as a master political strategist, a Slavic Machiavelli.
But equally apt is this question: “Who is Ms. Merkel?” Pragmatic, nonideological and cautious, Ms. Merkel, too, remains largely unknowable. Her status as Germany’s “Mutti,” or “Mother,” is mostly a reflection of the biases of the country’s male-dominated media and political class, still unsure how to categorize a powerful woman.
Between them, there have been dozens of meetings and scores of telephone calls over the years, if never a breakthrough moment nor a partnership of the sort that Prime Minister Margaret Thatcher of Britain once forged with the Soviet Union’s last leader, Mikhail S. Gorbachev. If that pair helped the world out of the Cold War, Mr. Putin and Ms. Merkel’s relationship often seems trapped in it, shaped by their very different experiences in East Germany.
Never a friend nor an open foe, Ms. Merkel has always sought to nudge Mr. Putin and Russia toward a relationship rooted in rules rather than emotion, a comity built on clearly defined common interests, not personal chemistry. Mr. Putin, in turn, has longed for a transactional leader in Europe, someone who would strike a grand bargain and guarantee Russia a fixed, even privileged, place at the decision-making table.
Before Ms. Merkel took power, Mr. Putin had that rapport with her predecessor, Gerhard Schröder. Now it is one of Mr. Schröder’s heirs, Martin Schulz, leading the center-left Social Democrats, who poses the biggest challenge to Ms. Merkel. Having the Social Democrats back in power, with their warmer embrace of Russia, would be a boon to Mr. Putin — just as he is hoping for friendlier leadership in France, and with Mr. Trump in the United States.
The Merkel-Putin relationship is defined by wariness, mutual suspicion, if also mutual respect. Yet along the way, there have been missed opportunities and misjudgments, which are culminating now in a moment of reckoning, as Ms. Merkel tries for another term — and Mr. Putin’s Russia is accused of working to thwart her.

sábado, 11 de marzo de 2017

HISTORICO: LA PRESIDENTE SURCOREANA, DESTITUIDA

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Park Geun-hye, hija del dictador Park Chung-hee, quien gobernó Corea del Sur entre 1961 hasta su asesinato en 1979, fue la primera mujer en alcanzar la presidencia de este país. Y también ha sido la primera dirigente destituida por el Tribunal Constitucional.
Nacida el 6 de febrero de 1952, se convirtió en la primera dama «de facto» de Corea del Sur con doce años, cuando su madre fue asesinada por un pistolero japonés de origen norcoreano que disparó contra su padre en un acto público. En 1979, su progenitor murió a manos del jefe de sus servicios secretos en la Casa Azul, la residencia presidencial.

Traumatizada

Traumatizada por estos crímenes, la joven Park encontró consuelo en Choi Tae-min, el padre de quien acabaría convirtiéndose con los años en su mejor amiga: Soon-sil. Tras haber sido monje budista, este oscuro pastor religioso se pasó al cristianismo y acabó fundando la Iglesia de la Vida Eterna, considerada por muchos una secta. Con este culto que mezclaba el budismo, el cristianismo y el «cheondoismo», la religión local que afloró en Corea a principios del siglo XX, el pastor se erigió en el mentor de Park.
Tras la muerte del líder religioso en 1994 a los 82 años, Park continuó su amistad con su hija. Tal y como consta en los cables diplomáticos revelados por Wikileaks en 2007, la Embajada de EE.UU. en Corea del Sur informó a su Gobierno «del completo control que tenía el difunto pastor sobre el cuerpo y el alma de Park en sus años de formación».

viernes, 3 de marzo de 2017

RUSIA-ESTADOS UNIDOS: NO SE ESPERAN GRANDES CAMBIOS

Por qué no hay que esperar un acuerdo entre Rusia y EE UU

28 de febrero de 2017 FIÓDOR LUKIÁNOVGAZETA.RU
RUSSIA BEYOND THE HEADLINES
Las relaciones entre ambos países no se basan tanto en la figura del presidente sino en el hecho de que estos dos países poseen los mayores arsenales nucleares del planeta y son capaces de destruirse físicamente el uno al otro. Además, asistimos al nacimiento de un nuevo orden mundial en el que ya no hay grandes superpotencias.
El representante oficial de la Casa Blanca, Sean Spicer, ha vuelto a explicar las intenciones del presidente Trump respecto a Moscú. “Si puede llegar a un acuerdo con Rusia, algo que han intentado las últimas administraciones, lo hará. Y si no puede, no lo hará. Pero lo va a intentar. Y creo que su éxito como empresario y negociador debería verse como una señal optimista en este sentido”.
Las palabras clave en estas declaraciones son: “algo que han intentado las últimas administraciones”. Es decir, no se trata de nuevos enfoques, sino de que Donald Trump posee una mayor cualificación que sus antecesores y conseguirá lo que estos no consiguieron.
Esto no es nada sorprendente. Las expectativas de que Trump cambiará cualitativamente las relaciones entre Washington y Moscú tienen su origen en dos fenómenos. En primer lugar, las declaraciones positivas del aspirante y posteriormente candidato republicano sobre las cualidades de Putin como líder. En segundo lugar, la potente campaña mediática y política que acusaba a Trump de tener opiniones prorrusas y más tarde vínculos directos con el Kremlin e incluso con los servicios de inteligencia rusos.
Sea como sea, estas son circunstancias coyunturales, pero el marco estratégico ruso-estadounidense se define según una base mucho más sólida: el hecho de que estos dos países poseen los mayores arsenales nucleares del planeta y son capaces de destruirse físicamente el uno al otro.