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jueves, 30 de junio de 2022

ABORTO EN ESTADOS UNIDOS: HACIA ATRAS EN 1973?

 EEUU retrocede 50 años en derechos sexuales y reproductivos 

Las norteamericanas no dejarán de abortar, pero en muchos Estados ahora 

lo harán de forma ilegal e insegura. La anulación del derecho al aborto

es un triunfo del supremacismo blanco y las más perjudicadas serán las

 mujeres más vulnerables.

MARISA KOHAN, PARA PUBLICO.ES

24 de junio de 2022. 


 Fuente: Ives Herman, Reuters.

La decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de anular la protección al derecho al aborto, dejará en manos de cada estado decidir sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. En 26 de ellos, que están en manos de gobernadores conservadores o republicanos, ya han aprobado leyes  contrarias al aborto o que lo prohiben totalmente listas para ser aplicadas cuando la máxima corte de Justicia del país tumbara la mítica sentencia Roe contra Wade, cosa que ocurrió este viernes. De hecho, solo una hora después de que el Supremo tumbara el derecho al aborto, al menos tres estado ya habían prohibido el aborto en todas sus formas.

En Estados Unidos no existe una legislación nacional sobre el derecho al aborto. La protección de este derecho a la salud reproductiva la abrió una sentencia del Tribunal Supremo (el mismo que ahora la tumba). La sentencia, que se conoce como  Roe contra Wade, es de 1973. Es decir que data de hace casi 50 años. Los magistrados de la Corte Suprema en su fallo justifican la medida, afirmando que la Constitución, un texto escrito en el siglo XVIII cuando no existían los derechos humanos ni las mujeres eran sujetos de derecho, "no otorga" este derecho.

La decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de anular la protección al derecho al aborto, dejará en manos de cada estado decidir sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. En 26 de ellos, que están en manos de gobernadores conservadores o republicanos, ya han aprobado leyes  contrarias al aborto o que lo prohiben totalmente listas para ser aplicadas cuando la máxima corte de Justicia del país tumbara la mítica sentencia Roe contra Wade, cosa que ocurrió este viernes. De hecho, solo una hora después de que el Supremo tumbara el derecho al aborto, al menos tres estado ya habían prohibido el aborto en todas sus formas.

En Estados Unidos no existe una legislación nacional sobre el derecho al aborto. La protección de este derecho a la salud reproductiva la abrió una sentencia del Tribunal Supremo (el mismo que ahora la tumba). La sentencia, que se conoce como  Roe contra Wade, es de 1973. Es decir que data de hace casi 50 años. Los magistrados de la Corte Suprema en su fallo justifican la medida, afirmando que la Constitución, un texto escrito en el siglo XVIII cuando no existían los derechos humanos ni las mujeres eran sujetos de derecho, "no otorga" este derecho.

La decisión de la Corte Suprema, tendrá un efecto devastador sobre millones de mujeres, pero especialmente sobre las más pobres y sobre todo en las racializadas: las negras, latinas y en general en las de origen migrante. Según datos de la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF), la decisión del Supremo afectará a unas 40 millones de  mujeres y niñas en edad reproductiva, que podrían dejar de tener acceso al aborto. Esta organización calcula que la mortalidad de las mujeres podría incrementarse un 14%. La peor parte, añaden, la sufrirán las mujeres afroamericanas, en las que el riesgo de morir durante el parto se multiplica por tres en la actualidad.

La prohibición del aborto no supone que se realicen menos abortos, tal como han constatado los expertos en planificación familiar y de las organizaciones que luchan por los derechos sexuales y reproductivos, sino que éstos serán más difíciles de realizar, ilegales y de alto riesgo para la vida de las mujeres.

"Sabemos con certeza que prohibir el aborto no significa menos abortos y que cuando se promulgan prohibiciones, mueren mujeres y personas embarazadas, como hemos visto en todo el mundo, más recientemente en Polonia. También sabemos que aquellas que no pueden acceder a la atención del aborto legalmente se verán obligada a utilizar métodos no regulados e inseguros, lo que podría provocar daños graves o incluso la muerte", afirma Dr. Álvaro Bermejo, director de IPPF.

A partir de este fallo cada estado podrá decidir sus propias medidas y esto puede suponer que millones de mujeres no solo no tengan derecho a interrumpir sus embarazos, sino que pueden ser perseguidas, investigadas y criminalizadas, tal como ocurre en la actualidad en países como Nicaragua o el Salvador, donde muchas mujeres han acabado en prisión por sospecha de aborto. A partir de este fallo en muchos estados mujeres y niñas serán obligadas a llevar a término sus embarazos aunque éstos sean fruto de violación o incesto. A pesar de que el feto tenga malformaciones incompatibles con la vida o de que la madre necesite tratamiento o un aborto por tener un enfermedad como un cáncer. Leyes de distintos estados republicanos permitirán la investigación de las mujeres, que pueden incluir las búsquedas que realicen en redes sociales o el uso de aplicaciones online para seguir su ciclo menstrual, o tener que comparecer ante a justicia por un aborto espontáneo en incluso acabar en prisión.

Un triunfo del supremacismo blanco

La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos no ha cogido por sorpresa a las organizaciones de derechos sexuales y reproductivos. A principios de mayo de este año, el diario Politico, filtró un borrador de la propuesta del Alto Tribunal favorable a anular la histórica sentencia.

Para Almudena Rodríguez, de la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos de Catalunya, el sentido del voto de la Corte era previsible "debido a la ideología de los magistrados que la componen, que es ultraconservadora. Esta fue una estrategia bien diseñada por [Donald] Trump, que ha metido a magistrados de esa ideología hasta el último día de su mandato, como fue el caso de Amy Coney Barret, en sustitución de la progresista Ruth Bader Ginsburg". [fallecida poco antes de las elecciones en las que Trump fue derrotado]. 

Rodriguez afirma que con esta medida el aborto inseguro aumentará y que tendrá consecuencias principalmente sobre las afrodesencidentes, las mexicanas, las mujeres migradas, porque las blancas o las que tengan medios podrán viajar o recurrir a otros medios".

"Esto es un triunfo del supremacismo blanco y tiene mucho que ver con el racismo. Es también una medida ejemplarizante para todo el mundo y nos dice muchas cosas de la geopolítica. Esto no solo ocurre en Estados Unidos, sino que se trata de grupos fundamentalistas y son acciones colectivas y se deciden en espacios internacionales donde planifican campañas y acciones. En este caso lo han conseguido. Esto es un aviso a navegantes, a todas", añade Rodríguez.

 Desde IPPF coinciden con este análisis. Para Elizabeth Schlachter, esto no se trata solo del movimiento contra el aborto en los EEUU, sino de un esfuerzo global concertado y calculado por parte de extremistas religiosos y conservadores anti-mujeres, anti-género, anti-LGBTQI+ y anti-negritudes, que están usando dinero opaco y medios antidemocráticos para negar a las personas su derecho humano a la atención médica, la igualdad, la autonomía corporal y, en última instancia, la libertad".

Para Rodríguez en Europa tenemos metida a esta extrema derecha en los parlamentos desde hace años en algunos países y tenemos también el ejemplo de Polonia, que es el extremo paradigmático. Por ahora tanto el Parlamento Europeo como el Consejo de Europa han conseguido resistir, pero el auge de la extrema derecha es un hecho y acabar con el aborto es uno de sus grandes objetivos. En España hemos ampliado derechos, pero se trata de una victoria en un contexto que es peligroso y abierto. Por eso repito que es un aviso a navegantes".

martes, 28 de junio de 2022

COLOMBIA: QUIEN ES EL NUEVO PRESIDENTE DEL PAIS ANDINO

Quién es Gustavo Petro, el ganador de las elecciones en Colombia que alcanzó más de 11 millones de votos

Por Melissa Velázquez Loaiza (CNN en Español)

El candidato de izquierda Gustavo Petro ganó las elecciones en Colombia al lograr más de 11 millones de votos en la segunda vuelta presidencial. Nacido en 1960 en Ciénaga de Oro, Córdoba, en el norte de Colombia, Petro se lanzó por tercera vez a la presidencia como candidato oficial de la izquierda. Tiene el reto de dejar atrás la imagen de sus opositores de ser un líder de ideas y actitudes recalcitrantes, y de tratar de unir a los sectores progresistas para gobernar el país.

Durante su campaña, Gustavo Petro cargó a cuestas el lastre de haber sido integrante de un grupo guerrillero que propició una de las peores tragedias de la historia del país, la toma del Palacio de Justicia (a pesar de no haber participado directamente), pero a la vez de ser uno de los líderes políticos más importantes de la historia reciente de Colombia.

Petro se define como un líder de izquierda progresista en un país altamente tradicional y de derecha. Propone hacer "girar la economía alrededor de la vida", apostarle a la riqueza natural y a la protección del medio ambiente, así como "profundizar la democracia", y hacer una estructura económica "que se base en la producción y no en la extracción", según dijo en una entrevista a CNN en julio de 2021.

"No es posible una América Latina —llámela usted de izquierda o de derechas— que viva de sacar gas, petróleo o cobre. La única posibilidad de un desarrollo sostenible en América Latina es el conocimiento, es la producción".

A la campaña de 2022, el líder de izquierda llegó acercándose a sectores impensables para sus campañas anteriores como el pastor evangélico Alfredo Saade, quien participó en la consulta del Pacto Histórico.

Dos políticos tradicionales, que a principios de siglo fueron adeptos a Álvaro Uribe y luego a Juan Manuel Santos, fueron dos de los mayores alfiles de Petro en esta nueva campaña: Armando Benedetti (actual senador, elegido en 2020 por el Partido de la U) y Roy Barreras, antes senador del Partido de la U y ahora senador electo por el Pacto Histórico en 2022.

Petro representa uno de los extremos políticos antagonistas del expresidente Álvaro Uribe Vélez, una polarización de la que muchos dicen estar cansados, cuando había una disposición hacia el voto en blanco de cara a la segunda vuelta en 2018. Y la fuerza que le dan sus millones de electores tiene contrapeso en sectores que prefieren votar por la derecha porque ven en Petro una amenaza al statu quo.

"Colombia es un país muy conservador en donde de alguna manera existe la idea colectiva de que un gran cambio es un salto al abismo", dijo a CNN Jorge Andrés Hernández, analista político basado en Bogotá y autor del podcast Política y Tabú, semanas antes de las elecciones de segunda vuelta.

A Petro sus contradictores lo han tildado de populista y autoritario. Durante la campaña política de 2018, los miembros del Partido Centro Democrático (del presidente saliente Iván Duque) decían que, bajo su eventual Gobierno, Colombia correría la misma suerte que Venezuela. Los sectores más radicales de la derecha han caracterizado  su imagen como de comunista, aunque él se defina como de izquierda progresista. Y además de que representa el cambio no solamente hablando de posibles reformas sociales y económicas, también existe toda una serie de conspiraciones a su alrededor, según explican los analistas consultados.

Según Jorge Andrés Hernández, hay todo un hilo de propaganda muy fuerte contra Petro impulsado por sectores más conservadores y tradicionales como las iglesias evangélicas que dicen que Petro "va traer el homosexualismo, va a traer el comunismo, va a traer a Satanás", algo que son puras "teorías conspirativas de temor al cambio", explicó Hernández.

Y Petro, al igual que su némesis, el expresidente Uribe, es un político de amores y de odios. 

"Él genera pasiones viscerales encontradas: hay gente que lo idolatra a muerte, que lo adora, y hay gente que lo odia con todas las entrañas", añadió el analista.

El ahora presidente electo no ha estado libre de polémicas dentro de su mismo movimiento, en particular con el sector feminista que lo ha criticado por no sancionar comportamientos machistas dentro de sus filas y por criticar el movimiento feminista, cuando aseguró en el Diario El País de España que este movimiento "se ha quedado con la vieja izquierda tradicional en la esfera intelectual de la gran ciudad, sin vinculación con la población". Sin embargo, Petro ha dicho después que "el feminismo es futuro, país y camino hacia el cambio.

La política ha sido transversal a Gustavo Petro. A sus 62 años recoge un paso por la vida pública que lo ha llevado a ser personero y concejal de Zipaquirá, guerrillero, representante a la Cámara, agregado de la embajada de Colombia en Bélgica, alcalde de Bogotá y senador de Colombia durante dos periodos. Es metódico al hablar. Estoico, pausado, teórico. Hay quienes lo califican como orgulloso, autosuficiente, engreído, y sus enemigos políticos lo han comparado con los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez y Nicolás Maduro y, hasta lo han señalado de ateo (a pesar de que ha dicho que cree en Dios) para alejarlo de los votantes en un país mayoritariamente católico.

A Petro sus rivales políticos lo siguen estigmatizando por su paso por la guerrilla del M-19, una guerrilla urbana de origen socialista, a la que se unió en su juventud. El M-19 dio muchos golpes de opinión como el robo de las armas del Ejército del Cantón Norte (1978), una fortaleza militar, a través de un túnel, y en un acto "simbólico", recuerda Petro", el M-19 robó la espada de Bolívar.

"¿De quién era la espada?", recuerda Petro. "La espada no era ni más ni menos que del pueblo. Y estaba realmente secuestrada", dijo en una entrevista con la periodista Carolina Sanín en el programa de televisión Mesa Capital. El día de la firma del acuerdo de paz con el M-19 en 1990, el grupo guerrillero devolvió la espada de Bolívar.

Pero ese grupo, el M-19, fue el mismo que se tomó el Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985 en el centro de Bogotá. Durante dos días, los insurgentes retuvieron a 350 rehenes, entre magistrados, empleados judiciales y visitantes.

Tras el operativo militar para retomar el control del edificio murieron 98 personas y 11 más fueron declaradas como desaparecidas. Pero Petro ha sostenido que él no participó en esta toma.

"Cuando sucedieron los hechos de la toma violenta al Palacio de Justicia y la retoma aún mayor, mucho más violenta del Estado del Palacio de Justicia, yo estaba siendo torturado en una caballería del Ejército en la ciudad de Bogotá. Era un muchacho en aquel entonces y fui a parar a la cárcel después de la tortura", dijo Petro.

Luego de desmovilizarse del M-19, Petro fue asesor de la Gobernación de Cundinamarca y representante a la Cámara en los años 90. Por motivos de seguridad tuvo que exiliarse y fue nombrado diplomático por el gobierno de Samper en 1994 y tuvo un intento fallido para ser alcalde de Bogotá en 1997. Más adelante, logró ser elegido representante a la Cámara en 2002. En 2006 dio el paso al Senado por el partido Polo Democrático Alternativo.

Tras años en el Senado, Petro sigue siendo reconocido como uno de los congresistas más destacados del país luego de destapar escándalos atroces como la 'parapolítica' (inflitración de paramilitares en la política) y los llamados falsos positivos (asesinatos extrajudiciales por parte del Ejército), en 2011 gana las elecciones para la alcaldía de Bogotá.

Tras una investigación disciplinaria por el manejo de una crisis relacionada con el sistema de recolección de basuras en la ciudad, fue destituido por la Procuraduría por 15 años, para ejercer cargos públicos en 2013.

"Básicamente yo me muevo entre o que me destituyen o que me revocan o que me ponen preso. Total es que no existe un mensaje en el sentido de que pueda gobernar", dijo Petro en ese entonces.

Pero lo que podría leerse como una "muerte política", le dio a Petro un impulso popular que dejó imágenes muy recordadas, con el alcalde defendiese en plaza pública y una multitud llenando la Plaza de Bolívar en el centro de Bogotá.

"Eso era algo que no veíamos hacía décadas en Colombia", dijo el analista Jorge Andrés Hernández. "Y yo creo que comenzó a configurar la imagen de este político como un perseguido por el establecimiento, como un perseguido por la clase política (tradicional) y en este caso también en el Estado".

Hernández apunta a que la victoria jurídica internacional ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que ordenó su restitución como alcalde de Bogotá en 2014, le permitió catapultarse como el líder de izquierda que se ha construido hasta hoy.

Petro fue el segundo candidato más votado en 2018, frente a Iván Duque, en una campaña altamente polarizada en la que muchos eligieron no alinearse con ninguno de los dos candidatos que representaban los extremos. Muchos otros, con el miedo de "ser como Venezuela" como decía la campaña del Centro Democrático, votaron en contra de Petro, apoyando a Duque, actual presidente de Colombia.

Sin embargo, en esta campaña, Petro mostró un tono más moderado, criticado por muchos de sus filas, por unirse con políticos tradicionales que manejan las llamadas maquinarias políticas.

Y eso se debe, según Hernández, al intento que hizo Petro por llamar a más sectores y lograr un consenso de cara a una posible segunda vuelta, en la que salió victorioso este domingo.

"En la segunda vuelta casi que uno podría decir que todos van a estar contra él, se van a ir todos contra él", dice.

Este contenido fue publicado el 14 de marzo y actualizado el 19 de junio en CNN en español.