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martes, 30 de junio de 2015

ENTREVISTA A FRANCIS FUKUYAMA

HABLA FRANCIS FUKUYAMA
PRODAVINCI
Por José Gonzáles, 29 de junio de 2015.
Conscientes del peso específico que tienen sobre el devenir de las ideas del mundo moderno, Prodavinci aborda un ciclo de entrevistas con los grandes pensadores de la actualidad. Iniciamos este proyecto con Francis Fukuyama, politólogo, egresado de Cornell y de Harvard y actual profesor de Stanford, célebre por su título El fin de la historia y el último hombre (1992), el cual generara gran conmoción internacional, y quien acaba de presentar su último estudio: Orden político y decadencia política. La transcripción de la grabación y la traducción al español estuvo a cargo de Flaviana Sandoval y Diego Marcano Arciniegas.
Recordamos The end of history, cuán prístina era su lógica, y cómo la izquierda latinoamericana se molestó al respecto, al menos con las ideas fundamentales. No sé si usted lo pretendió así, pero la forma en que lo entendimos fue que era el fin de la ideología: que repentinamente las cosas iban a estar bien, iban a ser perfectas por el camino de las democracias liberales. Ahora, la promesa de Prometeo parece haberse convertido en un Frankenstein en cierta manera. ¿Cuál es su perspectiva ahora en relación a cómo veía su tesis en aquel entonces?Creo que la tesis básica todavía es correcta. Como los marxistas, tengo una visión progresiva de la historia. Así que pienso que hay un proceso de modernización. Las instituciones evolucionan con el tiempo y, eventualmente, la vida mejora. Pero la pregunta es: ¿hacia dónde va ese proceso? Y creo que la mayor parte de la izquierda progresista, durante los últimos ciento cincuenta años, realmente creyó que sería hacia alguna forma de socialismo. Mi tesis era simplemente que no me parecía que eso en realidad fuera a suceder: que más bien íbamos a terminar con alguna forma de democracia liberal, con una economía de mercado, y que no se podía imaginar una forma de organizar una economía y un sistema político en torno a los principios del socialismo, aunque había algunas alternativas, pero ninguna que tuviera el potencial de ser muy exitosa. Escribí esto justo antes del colapso del comunismo, cuando las contradicciones en las economías planificadas importantes se estaban haciendo evidentes para todos. Y creo que ese sigue siendo el caso. Es decir, todavía creo que no existe una alternativa socialista genuina que vaya a llevar a la prosperidad, a un sistema político que realmente trate a la gente de forma igualitaria, con respeto y sin dictadura. Pero varias cosas han cambiado para mí. Primero que nada, una conciencia aguda de lo difícil que es llegar a ese punto en el que se tienen instituciones buenas y fuertes; y segundo, la decadencia política, que es muy importante en mi último libro, en el que considero que los países van hacia atrás así como hacia adelante, y esto es algo a lo que realmente no le di cabida en el libro original.
Tony Judt, al final de su carrera y de su vida, fue un gran defensor de la socialdemocracia, en lugar del socialismo como lo conocemos. ¿Es eso a lo que usted apunta también?Bueno, supongo que es un tema de definición. Todas las democracias liberales modernas son socialdemocracias hasta cierto punto. Incluso en los Estados Unidos, que tiene la reputación de ser un país bastante liberal y anti estatista, recolectamos cerca del 40% del Producto Interno Bruto (PIB) en impuestos, si se cuentan los locales y federales, y gran parte de ellos se distribuye a través del gobierno. De manera que hay socialismo en ese sentido. Los republicanos constantemente atacan a Obama y su política de salud, que tiene algo de socialista. Si se considera la seguridad social como socialismo, cosa que no apoyo, entonces Estados Unidos se inscribe allí. Creo que ese es un gran problema en este momento, con los avances de la tecnología y la globalización, que han producido enormes niveles de desigualdad en las sociedades industrializadas, y creo que la única forma de lidiar con eso es con algún grado de democracia social. Tiene que haber algún tipo de redistribución, un modelo de seguridad social y demás. Pero eso es diferente al socialismo clásico en el que el gobierno es propietario de los medios de producción, donde hay una dictadura del proletariado y otros elementos destacados por Marx. Creo que eso no es una alternativa viable y China es probablemente el mejor ejemplo de por qué no funciona.
Esa desigualdad de la que habla nos lleva a algo que podría parecer un poco contradictorio con su tesis inicial: el retorno del Estado. En su último libro, usted analiza el tema de política y  Estado, elementos que parecían iban a ser dejados de lado por el desarrollo, los mercados y las sociedades libres. ¿Significa eso que esta redistribución que necesita ser implementada, esta presencia de un  Estado con mayores recursos, constituye el retorno del Estado?Supongo que éste es el otro tema esencial en mis últimos dos libros. El Estado es importante. No creo haberme olvidado nunca de éste, pero muchos de quienes ahora me consideran un ideólogo liberal sí lo olvidaron. Hay un período en las décadas de los ochenta y los noventa, que es también el período del consenso de Washington, en el que prevalece una visión de que los mercados lo pueden todo y el Estado sólo se interpone en el camino del crecimiento económico. Eso fue un gran error. Creo que el Estado es muy importante, pero también lo es delimitar acertadamente qué es lo que éste debe hacer y de qué cosas no es apropiado que el Estado se ocupe. Esa distinción es realmente crucial.
¿Cuál es el rol de la política dentro de este contexto? ¿Cómo define la política? En Latinoamérica tendemos a culpar a los políticos de los problemas, sin embargo ellos son necesarios para dirigir el Estado.La política es central para la vida humana. Se trata de generar poder y luego, como comunidad, tomar la decisión de qué hacer con ese poder, esperando que sea para alcanzar el bien común. En la actualidad, la gran línea divisoria no es necesariamente entre democracia y no democracia, sino entre lo que yo llamo Estados modernos y Estados patrimoniales, siendo éste último un Estado en el que la política es básicamente un camino al enriquecimiento personal. La razón por la que alguien entra en la política es para enriquecerse a sí mismo y a su familia, capturando poderes y utilizando recursos del Estado. El Estado Moderno busca ser impersonal, en el sentido de que trata a los ciudadanos con igualdad y respeto; no se necesita ser amigo o pariente del presidente para seguir adelante. Y creo que esa es la forma apropiada de la política. Pero es extremadamente difícil de lograr, porque la mayoría de la gente quiere usar el poder político para propósitos personales: no tienen una noción del interés público o del bien común en términos de servicio público. Esa es la razón por la que mucha gente odia a los políticos, porque los ven básicamente como actores privados con intereses individuales que han logrado hacerse con una posición pública. Y eso es justamente de lo que la política se trató durante siglos. Sólo en la era moderna hemos desarrollado instituciones que tratan de neutralizar este personalismo.
Sin embargo, parece haber dos problemas allí. En esta modernidad, e inclusive post modernidad, tenemos situaciones como Rusia o China, e incluso algunas en Latinoamérica, en donde este Estado moderno no parece haber alcanzado su forma perfecta. Y también hay situaciones como la de Estados Unidos, donde el exceso de modernidad del Estado está empezando a crear algunos problemas. ¿Cómo se alcanza esta modernidad en su forma ideal?Primero diría que hay una gran diferencia entre Rusia y China. China viene de una larga tradición histórica de modernidad estatal. De hecho, los chinos inventaron el examen de servicios civiles y la burocracia. Muchas de las instituciones que asociamos con el Estado moderno realmente se originaron en China, mientras que Rusia es mucho más patrimonial: nunca logró alcanzar lo que los chinos lograron. Creo que el modelo chino es un competidor mucho más serio que cualquier sistema que los rusos hayan podido utilizar con éxito. Pero de alguna forma, un Estado moderno puede existir en democracia, y en el caso de China, también existir en un régimen autoritario. De manera que hay dos elementos diferenciados: uno es si en realidad se tiene un sistema de responsabilidad democrática que limite al Estado, pero independientemente de eso, el Estado mismo puede ser patrimonial o moderno.
¿Cómo se alcanza ese “camino a Dinamarca”? ¿Cómo se logra la modernidad? ¿Cuáles son los medios?Históricamente, uno de los grandes motores es de hecho la competencia militar, porque si estás peleando una batalla existencial por sobrevivir y contratas a un primo incompetente como general, vas a morir, y tu familia va a morir. Si miras los orígenes históricos de la meritocracia, ellos se encuentran de hecho en algo parecido a la competencia militar. Sin embargo, en el mundo moderno, creo que la respuesta fundamental es a través de una lucha política. Si se tiene una sociedad patrimonial en la que una élite domina el sistema político, lo que debe suceder es que el sector que no pertenece a la élite debe crear una coalición política para cambiar el modelo. Eso significa que deben movilizar a las personas que no buscan una renta. La clave es explicarles que el Estado no se trata de una renta económica, sino de un trato igualitario de los ciudadanos. Se debe tener liderazgo y se deben utilizar métodos políticos para ganar poder.
Esta es la historia que cuento de Estados Unidos en el siglo XIX. El sistema político en ese momento era absolutamente patrimonial. Cada funcionario público estaba ahí a causa de favores políticos de otros políticos, que intercambiaban influencia por votos, esencialmente. A finales del siglo XIX hay un movimiento progresivo que movilizó a personas que estaban fuera de ese sistema para crear una comisión civil, una especie de burocracia moderna, que estaba basada en el mérito, en lugar del soborno político. Y con el liderazgo adecuado, con gente como Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson, eventualmente ese sistema logró alcanzar el poder. Considero que estamos viendo el comienzo de esto en los países más desarrollados de Latinoamérica como Brasil, en el que hay una gran clase media que manifiesta contra la corrupción tradicional en el sistema político brasileño. La gente se está movilizando, mostrando sus molestias y presionando a los políticos para que cambien la forma en la que hacen negocios.
¿Cómo ve el ambiente internacional en este contexto? ¿Vamos en camino a la decadencia política o estamos en un proceso de modernización?Los elementos fundamentales de la modernización siempre han estado presentes en la economía global. Desde finales de 1970 hasta el comienzo de los 2000, el tamaño de la economía global se cuadruplicó. Así que nuevas riquezas han aparecido y este fenómeno ha permitido la movilidad social. Ahora hay clase media en muchos países en los que antes no existía. Además, mucha gente ha salido de la pobreza. Considero que todo ese proceso de cambio económico conlleva al aumento de las expectativas políticas, porque la gente quiere más. Por el contrario, la gente que se encuentra en la pobreza y tiene que sobrevivir día a día, tiende a apoyar a cualquier político que le pague lo suficiente para que sus familiares puedan seguir adelante. Cuando alcanzas un nivel más alto de ingresos y educación, quieres algo más que eso. Quieres reconocimiento personal, dignidad, el derecho de participar y hablar. Creo que este cambio se está produciendo en muchos países del mundo.
Desde esa perspectiva, ¿estamos listos para seguir adelante? En las noticias internacionales encontramos los ataques de ISIS, Estados Unidos movilizando material militar hacia Europa Oriental, Putin diciendo que va a movilizar sus misiles; tenemos el retorno de un gobierno pretoriano en Egipto, Pakistán no ha mejorado mucho…No hay garantía de que esta modernización social vaya a producir estabilidad política. De hecho, mi mentor, Samuel Huntington, escribió un libro clásico llamado El orden político en las sociedades en cambio, en el que argumenta que la modernización socio-económica es muy desestabilizadora, básicamente porque en muchas sociedades aparece esta clase media con altas expectativas, pero el sistema político no puede satisfacerlas. No puede garantizar empleos, no puede ofrecer oportunidades para la gente. Y es por eso que tenemos este colapso en el Medio Oriente, por ejemplo. Túnez y Egipto producían muchos graduados de universidades sin empleo, y sus gobiernos, pertenecientes al antiguo régimen, no pudieron ofrecer oportunidades. Por eso se produce la crisis.
Otro ejemplo interesante es Chile. En términos económicos es probablemente el país más exitoso en Latinoamérica. Ha tenido un crecimiento económico estable desde los años de Pinochet. Aún así, se han generado huelgas y protestas estudiantiles que consideraban que el Gobierno no estaba trabajando para satisfacer sus necesidades en términos de igualdad de oportunidades educativas. Estas acciones sometieron a un alto nivel de presión a un Gobierno que considero muy bueno, democrático y legítimo, que mejora su desempeño constantemente. Estos cambios son la base para la democracia moderna, pero también son una fuente de inestabilidad, hasta llegar a ese estado final de modernización.
Parecemos estar, especialmente en Latinoamérica, viendo nuevas formas de corrupción. FIFA es un ejemplo impresionante de esto. También el retorno de la violencia criminal se ha visto presente. ¿Estos elementos forman parte de este cambio?Pienso que si nos detenemos un segundo y pensamos en Latinoamérica, ha aumentado la consciencia sobre la corrupción en muchos países. Es cierto que en todos lados hay una gran cantidad de corrupción. Pero la gente ahora lo identifica como un problema político que les molesta. Y ese es el comienzo de un cambio a largo plazo. Creo que el principal problema de la violencia criminal tiene que ver con la economía global, con las drogas. Tiene que ver con el dinero que se mueve constantemente a nivel internacional y puede caer en manos de organizaciones criminales, lo que es muy desestabilizador. 
¿Es un retorno a un sistema depredador? 
En cierta manera. En la economía criminal no hay realmente una forma legal de producir cocaína u otras drogas ilegales. En consecuencia tiende a instaurarse un sistema depredador. 
 
Usted también habla sobre la importancia de la dignidad, que está relacionada con las protestas sociales como las que sucedieron en la llamada “Primavera Árabe”.Pienso que las personas no son simplemente animales consumidores. Las personas buscan reconocimiento y dignidad como seres humanos. Y una de las formas en las que esta dignidad es otorgada, es a través de la política. Creo que ese es el significado de tener derechos fundamentales políticos, como el derecho del libre discurso, el derecho a votar, el derecho a participar. Lo que significa es que un ciudadano es un adulto capaz de discernir. Por el contrario, en los regímenes autoritarios, se trata a los ciudadanos como si fueran niños. Con sus acciones, los gobernantes le dicen al pueblo: “sabemos mejor que tú lo que deberías querer. No tienes elección”. En la democracia, el niño crece y toma las decisiones con autonomía. Idealmente, eso es lo que hace la democracia: permite que todos sus ciudadanos tengan la dignidad de participar y tomar elecciones políticas.
Usted ha dicho que le preocupan los peligros de los perdedores de la globalización, lo cual tiene que ver con la cuota de dignidad que estos estados otorgan sus ciudadanos, al tratarlos como niños. ¿Qué tan peligroso puede llegar a ser eso?La globalización tiene dos caras. En ciertos países como India y China tiene un efecto beneficioso, porque les ha permitido tener una gran estabilidad y exportar a otros mercados. Por otro lado, la globalización resta decisiones importantes a las personas locales. Alguien puede perder su empleo porque una empresa hace competencia a larga distancia. No tenemos un sistema político global que permita pensar que las personas tienen auténtico control de su destino.
¿Cómo ve Latinoamérica en este punto? Hay países que se encuentran en modernización y desarrollo, pero con un alto grado de desigualdad, pese a sus altos niveles de producción.Hay dos elementos sobre la agenda de Latinoamérica. En el siglo pasado, el continente luchó para lograr la democracia, y a grandes rasgos, la democracia ganó. Aunque hay países en los que la democracia está amenazada o es mal practicada. Ahora, la democracia básicamente tiene que lidiar con la inequidad. Pienso que el populismo es el sistema de la desigualdad. Si no se tuviera esa desigualdad, no existirían las políticas populistas. En consecuencia, hay que tener políticas sostenibles que ataquen el problema de la desigualdad y la pobreza de forma directa: una forma de redistribución y políticas sociales que puedan ser sostenibles en el tiempo. La diferencia entre una buena política social y una política populista está en la sostenibilidad del modelo. Las políticas populistas redistribuyen recursos en una medida que no se puede costear a largo plazo, y por lo tanto resultan en una solución sólo en el corto plazo. Estas políticas tienen que ser bien pensadas y ser compatibles con la economía de largo plazo.
El otro elemento de la agenda para Latinoamérica es la ausencia de un Estado impersonal capaz de proveer acceso a la salud, a la educación, a los servicios básicos, a todos estos aspectos que demandan los ciudadanos. Latinoamérica debe garantizar esto con una política de institucionalización impersonal, en la que todos los ciudadanos deben beneficiarse de las políticas de Estado, en vez de hacerlo de forma patrimonial, beneficiando principalmente a los que apoyan al Gobierno de turno.
¿Qué puede decir sobre los países del ALBA? Morales, Correa, Kirchner, Chávez-Maduro. ¿Cree que ellos representan algo de estas políticas sociales?Los países del ALBA guardan ciertas diferencias entre ellos. Ecuador y Bolivia lo han hecho mucho mejor que Venezuela. Creo que el problema principal de Venezuela es que su economía es demasiado dependiente del petróleo, lo que genera una trampa política, problemática que no enfrentan los otros. Pero esencialmente los países del ALBA carecen de sistemas sostenibles. No son compatibles con políticas económicas de largo plazo. La redistribución que se ha realizado no es eficiente.
El problema parece ser que las élites en Latinoamérica rechazan la aplicación de estas políticas…Hay problemas tanto en la izquierda como en la derecha. Usted está en lo correcto. El problema clásico en Latinoamérica era que el sector privado y los intereses conservadores utilizaban el poder de forma patrimonial, para protegerse a sí mismos y a sus ingresos. Este es un hábito que en realidad viene de España, si lo rastreamos históricamente. El problema con la izquierda, en este caso los países del ALBA, es que ellos hacen lo mismo. Ven al Estado como una fuente de recursos que pueden utilizar para garantizar la sostenibilidad de su popularidad. En Argentina, los peronistas implementan una serie de programas sociales, pero los que se ven beneficiados por estos programas sociales son aquellos que acudieron al llamado del voto peronista. No es un beneficio que se distribuya de forma impersonal, a cualquiera que califique en un estatus de pobreza. En esencia, esa es la diferencia entre un Estado Impersonal y un Estado Patrimonial. Ese es el problema que Latinoamérica necesita resolver.
Venezuela parece encajar perfectamente en este problema. Es un Estado Patrimonial, que implementa políticas populistas que parecen no llevar al país a ningún lado. ¿Cómo ve a Venezuela?El problema con Venezuela y el chavismo no es la idea de que es necesario actuar por los pobres, sino la forma en la que se acomete la iniciativa. En primer lugar, los recursos del Estado no son distribuidos de forma impersonal. Por el contrario, son otorgados a los partidarios políticos. Adicionalmente, los recursos distribuidos sobrepasan la capacidad efectiva de operación del Estado. Anteriormente, Venezuela tenía una industria petrolera efectiva que contrataba a sus ingenieros según su calificación profesional. Pero estas personas fueron despedidas y reemplazadas por clientes políticos, suplantando la calificación profesional por lealtad política hacia el partido del Gobierno. En consecuencia, toda la producción ha decaído de forma sostenida, y el país ha sufrido como resultado de estas políticas. Este es un caso clásico que utiliza el patrocinio en lugar de un mecanismo de Estado moderno.
Entonces, según su tesis, esto sería típico de la decadencia política. Es decir, va en una dirección opuesta en la historia: en lugar de avanzar hacia adelante, da un salto hacia atrás.Bueno, el viejo Estado venezolano tenía ciertos aspectos del Estado moderno, pero estaba construido sobre una sociedad altamente desigual. En el proceso de tratar de solventar el problema de la desigualdad, el sistema político ha retrocedido y toda esa estructura estatal ha sido casi completamente desmantelada. El poder es más importante, y el poder político es visto en cierta forma como un fin en sí mismo. El Estado es percibido como una fuente de recursos que puede ser usada para perpetuar a las personas que ostentan el poder.
Y también esta actitud permanente que tienen de responsabilizar a alguien más por los problemas que enfrentan, ¿cierto? Guerra económica, imperialismo, Uribe. En cierta forma, al escuchar la retórica del chavismo, parecer ser más del siglo XX que del siglo XXI.Creo que el chavismo ha estado peleando con dragones que hace ya mucho tiempo dejaron de existir. A los países que realmente han aceptado los términos de la globalización, como China, les ha ido extremadamente bien. Se han impuesto a la pobreza, han reducido el número de personas en la indigencia, han proporcionado servicios sociales, porque aceptan el hecho de que el mundo globalizado ofrece muchas oportunidades para hacer justamente eso.
Pero China quizá tenga problemas eventualmente, cuando se muestre que la eficiencia económica no es el punto central.Todos los países tienen problemas, y el modelo chino tal vez no sea sostenible. Pero comparado con Venezuela, es un modelo mucho mejor, porque al menos la economía está creciendo y la gente está caminando hacia adelante.
Usted es un estudioso de Hegel, y a los hegelianos no parece gustarles hablar del futuro, pero, ¿qué prevé para un país como Venezuela? ¿La democracia liberal es posible en un país como Venezuela? Una vez que se ha caído en la decadencia política, ¿se puede salir de allí?El gran problema que ocurre en Venezuela es el alto grado de polarización que existe en la sociedad. Para llegar a la democracia liberal, creo que tiene que haber una forma de superar eso, porque esas personas en los extremos ideológicos no van a desaparecer, y lo que se necesita es un sistema político que realmente les permita trabajar juntos, hacer concesiones y crear una serie de políticas que no satisfarán a todos, pero al menos permitirán a la mayoría expresar sus intereses y puntos de vista. Creo que eso es posible en cualquier país si se tiene el liderazgo adecuado. Hay otros lugares que han logrado superar altos niveles de polarización. Sudáfrica es un ejemplo de eso; Chile, después de Pinochet es otro ejemplo de una sociedad altamente polarizada. Costa Rica, para tomar un ejemplo más antiguo, atravesó una guerra civil en los últimos años de la década de 1940, pero tuvo una élite visionaria que pudo llevar al país por un camino diferente. De manera que hay algunos precedentes importantes.
Usted no es un pesimista, es más como un médico que dice lo que está mal pero no se da por vencido con el paciente. ¿Es usted un optimista?Bueno, supongo que creo en el progreso a largo plazo. El problema es que el largo plazo es muy largo, y muchas cosas terribles pueden pasar en el corto plazo. Es como el mercado bursátil: con el tiempo va hacia arriba, pero en cualquier momento dado puede colapsar. La primera mitad del siglo XX fue un enorme retroceso. Pero creo que la segunda mitad fue de considerable progreso, tanto material como político, en todo el mundo, y muchas veces la gente no reconoce cuánto progreso ha habido. No sólo en lo económico. En 1970, sólo un tercio de los países del mundo vivían en regímenes democráticos, mientras que hoy son cerca de dos tercios. Eso es una mejora importante.
¿Cómo define usted progreso y desarrollo?Económicamente, creo que tiene que ver con progreso material en términos de ingreso per cápita, y si éste es distribuido equitativamente, mucho mejor que si sólo va a un pequeño número de personas. En política, creo que es institucionalización. En mi opinión, se necesitan tres grupos de instituciones: un Estado, un estado de derecho, y responsabilidad política. Cada uno de ellos debe desarrollarse, manteniendo cierto balance, para que el sistema sea justo y legítimo.
Usted trabajó con Huntington, lo que fue muy relevante en el desarrollo de su trabajo. ¿Cómo fue trabajar con él?No estuve de acuerdo con él en muchas cosas. Especialmente, considero que sobreestimó la cultura y la identidad en sus últimos libros. Pero, comparado con muchos estudiosos de las ciencias políticas, él fue un gran pensador: tomó grandes ideas y no tuvo miedo de especular, de mostrar ideas que quizá no eran correctas, pero que fueron un punto focal de debate. Creo que muchos científicos sociales están tan interesados en el rigor científico que no quieren estudiar ningún problema complejo. Creo que eso fue lo principal que tomé de él.

TRES ENTREVISTAS IMPERDIBLES DE ROBERTO GARCIA Y CARLOS PAGNI



LA ENTREVISTA DE FONTEVECCHIA

UN PSICOLOGO HABLANDO DE LOS POLITICOS ARGENTINOS

- EL PSICOLOGO SEHINKMAN

lunes, 29 de junio de 2015

GRECIA: CRONICA DE UN FINAL ANUNCIADO



La situación desesperante que vive Grecia hoy, con gente durmiendo a la intemperie en las calles de Atenas o usando velas de noche en sus hogares, por no poder pagar las tarifas de luz, hoy sinceradas, más los efectos de la medida anunciada el viernes por Tsipras, de aplicar un "corralito" bancario (60 euros por día y por persona), a partir de hoy, apenas suavizado con cierto privilegio para los jubilados (con un haber promedio de 400 euros mensuales) y extranjeros y el transporte público gratuito, es el corolario de una larga pero triste historia de mentiras, demagogia, complacencia e irresponsabilidad colectiva, nacional y suprancional. Independientemente del resultado del referéndum del domingo 5, donde el pueblo helénico debe decidir por la afirmativa o la negativa, su destino: mantenerse o no en el euro y definir austeridad o "Grexit", respectivamente, el destino griego está sellado, con el necesario ajuste de sus cuentas y las consecuencias para sus habitantes, por un buen tiempo, porque en ninguno de los dos casos, existe otra alternativa, excepto el grado de velocidad o gradualismo con que se ensaye semejante experimento. De todos modos, vale la pena reflexionar por qué Grecia ha llegado a este punto de su involución histórica, para aleccionar a futuro, a otras naciones, que creen ingenua e insólitamente, que todo lo que viven, es producto de factores exógenos, una explicación siempre disponible, sobre todo, en estos tiempos de globalización.

Todo este festival de despilfarro y borrachera de gasto público que azotó Grecia, empezó en los años setenta, incluyendo a sus gobiernos militares (1967-1974). Estos, enfrascados en su conflicto territorial con Turquía, por Chipre, requirió una carrera armamentista absurda, que hoy tiene sus enormes efectos devastadores. Pero luego del aventurerismo de los uniformados, continuó entre 1974 y 1989, con los gobiernos socialdemócratas y conservadores de Papandreu y Karamanlis, quienes se alternaron en el poder y condujeron lenta pero inexorablemente a Grecia a la ruina. Al igual que otros "modelos democráticos" -Venezuela, en el Cono Sur-, ese bipartidismo racional, enfrente de un país discutido en términos de DDHH, como Turquía, le permitió a Grecia, recibir el mismo beneficio que la España postfranquista y la Portugal posterior a los coroneles, es decir, el ingreso en 1981, a la hermandad europea y una década más tarde, a la eurozona. Pero nada cambió positivamente. La fiesta de exceso de gasto y endeudamiento prosiguió y Grecia llegaría al colmo de organizar los Juegos Olímpicos de 2004 -hoy, la infraestructura deportiva está vacía y abandonada-.

Cuatro o cinco años más tarde, junto con la crisis financiera global, Grecia entró en debacle. La gestión de Papandreu (hijo) fue aun más desastrosa y evidente que la del padre, carecía de su liderazgo convincente y blanqueó la situación que se venía incubando desde hacía tiempo. La UE intentó solucionarla de la manera estándar: salida democrática vía los neoconservadores griegos y en última instancia, una tecnoburocracia bendecida por Bruselas. Los últimos siete años fueron un ajuste sobre ajuste, cuasinnecesario, políticamente débil, poco coherente, con suba de impuestos, negociaciones permanentes con sectores sociales, para cortar gastos, devaluaciones e inyecciones por 250.000 millones de euros, por parte de los hoy exigentes prestamistas europeos. Los mismos, que antes toleraron y hasta aplaudieron, falseamiento de estadísticas oficiales, subestimación de deudas y corrupción por doquier. Los políticos tradicionales fueron tardíamente castigados en las urnas en los últimos meses, Grecia quedó a merced de los partidos extremistas (Syriza, populista y exculpatorio a la UE, "protector" de la clase media adicta al gasto y Aurora Dorada, de ultraderecha, nacionalista retrógrada) y finalmente, ganó el primero, con el liderazgo de Tsipras. La historia de los últimos meses, fue un largo e inútil escenario teatral, donde Atenas y Bruselas jugaron al "gato y al ratón", con promesas y extorsiones de un lado y del otro, timing político y agotamiento burocrático, hasta desembocar en la situación de hoy, donde caen las Bolsas, hasta en Asia, tiemblan países como Chipre, Eslovenia, España, Portugal e Irlanda (los débiles de la eurozona) y como resulta obvio, toda la estantería financiera global, se ve sometida a una imprevisible sacudida.

Grecia es otro ejemplo, otro mal ejemplo, de cómo un país, puede ingresar en una espiral de caída inexorable, cuando tanto la elite como la población, intentan vivir más allá de sus posibilidades. Películas como "Zorba el Griego" y "Mamma Mía", nos recuerdan ese otro rostro alegre y relajado de la vida griega, alimentada por toda Europa. Hoy, el costo de esa faz, está a la vista. 

Esta semana, observaremos si el reclamo de Estados Unidos a los europeos de ofrecerlos a los griegos, la reestructuración sustentable de su deuda externa (170 % de su PBI) o una última carta de negociación por parte de Tsipras al Eurogrupo, pueden cambiar el curso de esta historia antes del domingo. Si mañana Grecia, una "Argentina sin soja", con apenas turismo, no deposita los 1.500 millones de euros en un primer tramo de intereses al FMI (acreedor de sólo el 10 % del total de la deuda griega), entra a jugar el reloj del default. 

sábado, 27 de junio de 2015

GREECE UNDER SIEGE, LIKE NEVER BEFORE

Greece Puts Its Fate to a Vote

June 27, 2015 | 16:20 GMT

STRATFOR GLOBAL INTELLIGENCE


Greece Puts Its Fate to a Vote

Summary

The Greek government will hold a referendum July 5 that could mark the beginning of the country's exit from the eurozone, although the government did not directly consult the public when it joined the currency area over a decade ago. This nationwide vote, announced by Prime Minister Alexis Tsipras June 27, would ask whether Athens should adopt the economic policies Greece's creditors have demanded in exchange for additional funds. The Greek parliament was to vote later today on whether to approve the planned referendum.
While the nationwide referendum would not directly address eurozone membership, a rejection of additional EU and International Monetary Fund money would put Greece close to a debt default. This would lead quickly to an exit from the eurozone. Even if the public accepts the bailout measures, Greece will likely not be able to avoid capital controls to protect its banking sector. During a meeting of eurozone finance ministers on June 27, Greece's creditors rejected a Greek request to extend the current bailout program expiring June 30.

Analysis

The prime minister's decision to ask the Greek people about the country's future reflects the conflicting pressures mounting on Athens. In late January, Prime Minister Alexis Tsipras' left-wing Coalition of the Radical Left, known as Syriza, was elected on a platform that promised renegotiation of Greek debt, the end of austerity measures and the preservation of eurozone membership. It quickly became clear that these three promises were incompatible. Greece's creditors refused to renegotiate Athens' debt and demanded additional economic measures in exchange for financial help. At the same time, several Syriza members opposed reforms in sensitive areas such as pensions, privatization and labor regulations.
Ultimately, this internal contradiction proved impossible to resolve. Tsipras found that rejecting any of his campaign promises carried a high price. Signing a deal with creditors would risk rebellion within Syriza. Declaring a debt default would risk a virulent reaction from Greeks who want to remain in the eurozone. The July referendum will not truly resolve this dilemma, but at least puts the decision in the hands of voters.
Greece was supposed to pay 1.6 billion euros ($1.8 billion) to the International Monetary Fund on June 30. This is now not likely to happen. Missing this deadline will not automatically trigger disaster – the International Monetary Fund has roughly a month to decide whether to declare Athens officially in default. Greece's next debt maturity is with the European Central Bank on July 20, which means Athens still has time before its European lenders consider it in default. This suggests that, regardless of the outcome of the referendum, Tsipras will go back to the negotiating table after the vote. His approach during the new talks will be shaped by the decision of Greek voters.
Even if the Greek government plans to continue negotiating with its creditors, the referendum creates significant uncertainty in Greece and capital controls will be difficult to avoid. Already on June 27, Greeks were lined up outside Greek banks to withdraw money from ATMs. This will add to billions of euros in capital flight since the beginning of the year.

Key Players

In the coming days, several actors will be key to Greece's future. The Greek people themselves are chief among these. Polls, however, reveal contradictory public opinion. Most Greeks want to remain in the eurozone, but also reject painful austerity measures. This could lead to a close vote, especially because the government has suggested that it will campaign against the agreement with the creditors. Should people vote in support of the agreement, the Greek government could collapse. Should people vote against the agreement, a Greek exit from the eurozone would be harder to avoid.
The decisions of eurozone governments and EU institutions will also be crucial for Greece's future. The European Central Bank has been essential in keeping Greek banks afloat by providing them with emergency liquidity. This assistance, however, was based on the expectation of an agreement between Athens and its lenders. Should the European Central Bank stop providing liquidity to Greek banks, Athens would probably be forced to introduce capital controls and, at a later stage, potentially convert all loans into a new national currency.
The European Central Bank could also play a key role in stabilizing the entire euro system. Over the past three years, Europe's financial crisis was somewhat mitigated by the European Central Bank's promise to intervene to rescue countries in distress. So far, the fear of contagion to other debt-ridden eurozone countries such as Portugal and Spain has been modest. A Greek exit could be a concrete test of the European Central Bank's promise to do "whatever it takes" to protect the eurozone. There will also have to be a political reaction because countries from Germany to Italy will have to make political gestures of unity, showing that Greece is an exceptional case and that the eurozone remains strong and united.

Turbulent Days

Even if the referendum is not explicitly about the eurozone, a "no" vote would put Greece closer to leaving the currency union. With a clear mandate against austerity, Tsipras would go back to Brussels making demands that could be too difficult for the creditors to accept. Many of Greece's lenders are dealing with domestic pressure not to make concessions to Athens. This is particularly true in Germany's case, as Chancellor Angela Merkel is under pressure from conservative sectors of her government not to concede softer fiscal targets for Greece, let alone debt relief.
A Greek exit from the eurozone could happen in a number of ways. One would be the introduction of a parallel Greek currency to coexist with the euro. Another might be a temporary suspension of Greece's membership. Independently of how a potential exit unfolds, the process would be extremely complex, because current EU legislation does not foresee countries leaving the currency area. Existing norms allow for countries to leave the European Union, but the treaties are ambiguous about the eurozone. Joining the currency union was supposed to be irreversible. Should Greece leave the euro, it would take a political decision by the rest of the members to keep Athens in the European Union.
A "yes" vote in the referendum would also yield complex consequences, especially if the Greek government itself campaigns on a "no" vote. A vote in favor of austerity would only exacerbate tensions within Syriza and several party members could leave. Tsipras would be under significant pressure to resign and call for early elections. Even if he managed to stay in power, he may need to form a new government, this time with moderate forces. A "yes" vote would also mean that he would not be able to make new demands to the creditors.
The Greek government's decision to hold a referendum was meant to give Athens a popular mandate on what to do next. The question, however, is not about eurozone membership but about austerity, meaning that its outcome will not make the Greek crisis any simpler. Tsipras will go back to the negotiating table after July 5, but his negotiating strategy will be shaped by the result of the vote. Far from reducing uncertainty, the referendum will only make the situation more volatile.

viernes, 26 de junio de 2015

EL VIERNES DE LOS 4 ATENTADOS EN EL MUNDO

Europa y la yihad “inevitable”

Francia es probablemente la diana preferida y más deseada de la yihad global

 diario el pais, Madrid 26 JUN 2015 

Atentado Francia
En las grandes ciudades francesas las papeleras son transparentes. Se puede observar lo que hay en su interior. No es un capricho estético, obedece a una necesidad para salvar las vidas de sus ciudadanos. En 1986 y nueve años después, en 1995, una oleada de atentados en París causaron 20 muertos y centenares de heridos, el más grave el perpetrado en el metro de Saint Michel, en pleno corazón de la ciudad. Francia no es un objetivo nuevo o caprichoso de la yihad global. Es probablemente la diana preferida y más deseada de los grupos salafistas que desde el nacimiento del Grupo Islámico Armado (GIA) eligió ese país como su capital europea.
Desde aquellas dos oleadas terroristas los franceses, gracias a sus servicios de información y a una importante dosis de suerte, se salvaron de nuevos zarpazos de la yihad. Los Renseignement Generaux, los servicios secretos que creó el mariscal Petain, evitaron varios atentados con coches bomba contra la embajada de EE UU en París y desactivaron otros planes de ataque en campos de fútbol y edificios oficiales. Pero la paz parece haber terminado. La semilla plantada por centenares de militantes del GIA residentes en ese país y extendida por “los hermanos” como una hidra venenosa por España, Italia y Alemania fructificó con consecuencias funestas. Primero Madrid, el 11 de marzo de 2004, luego Londres el 7 de julio de 2005. 
Ahora, le ha tocado el turno a Francia, mientras en el resto de países europeos los responsables de su seguridad confiesan en privado que los atentados en sus territorios son cada día que pasa más que probables. La frase pública de sir Ian Blair, ex comisario de la Policía Metropolitana, a los londinenses afirmando sin complejos que el atentado en la City era “inevitable” se está convirtiendo en el mensaje preferido de los servicios secretos europeos a sus respectivos Gobiernos, incluido el español.
Nadie esperaba en Francia la aparición de Mohamed Merad, un lobo solitario que en 2012 asesinó en Toulouse a un profesor y a tres niños indefensos en un colegio judío. Sus asesinatos acabaron con labaraka (suerte) de la que habían gozado los servicios secretos franceses desde los atentados en las papeleras en los años ochenta. La matanza del pasado mes de enero contra la revista Charlie Hebdo perpetrada por una célula organizada como la de los hermanos Kouachi, entrenados y financiados por la rama yemení de Al Qaeda, sí se esperaba, pero no pudo evitarse.
Francia, un país amenazado por los hijos de la misma hidra que hace 25 años creció en sus entrañas y sembró el terror en el metro de París, un país en estado de alerta permanente y máxima no ha logrado parar un nuevo ataque, esta vez en una empresa gasística en Saint-Quentin-Fallavier, muy cerca de Lyon. La sincera frase de sir Ian Blair reconociendo que el atentado en Londres era inevitable cobra cada día más fuerza en toda Europa. En España, también.

jueves, 25 de junio de 2015

UNA FORMA DE ACERCAR A MOSCU CON BRUSELAS?

Una nueva estrategia europea para acercarse a Moscú

Un informe aboga por lograr un espacio de seguridad compartido



“La UE debe aprender a negociar con Rusia tal y como es, no como le gustaría que fuera”. Esta es una de las ideas centrales del informe Una Rusia más europea para una Europa más segura, elaborado por la Fundación Alternativas. El documento formula “propuestas para una nueva estrategia de la Unión Europea hacia Rusia” y será presentado este jueves en Madrid por sus autores, un grupo de 17 personas coordinado por el profesor Javier Morales.
El conflicto en Ucrania, origen del mayor deterioro en las relaciones entre Occidente y Rusia desde el fin de la Guerra Fría, es “un inaceptable foco de inestabilidad para la UE” y exige “renovar la estrategia europea hacia Rusia”, señala el documento. La nueva estrategia debe responder a “intereses y valores” de la UE y evitar que se repitan “los errores cometidos” por esta entidad en la crisis en Ucrania. La UE, opina, no supo anticipar las reacciones de Moscú a su política de vecindad y no tuvo en cuenta el resurgimiento internacional de Rusia ni las concepciones rusas de sus intereses de seguridad.
El documento aboga por “aceptar a Moscú como una gran potencia con la que es necesario trabajar para construir un espacio de seguridad compartido” y rechaza “la Guerra Fría basada en la contención”. Los desacuerdos “no deben bloquear la cooperación frente a las amenazas compartidas por los países occidentales y Rusia: por ejemplo, el terrorismo internacional o la inestabilidad en Oriente Medio”, sentencia.
El documento aplica la “resolución negociada del conflicto en Ucrania” sólo al este de ese país, mediante el pleno cumplimiento de los acuerdos de Minsk, el foro negociador formado por Alemania, Francia, Rusia y Ucrania bajo los auspicios de la OSCE. A la península de Crimea, anexionada por Rusia en marzo de 2014, la da prácticamente por perdida. “La anexión de Crimea como república dentro de la Federación Rusa, ilegal desde el punto de vista del derecho internacional, parece sin embargo un hecho de difícil vuelta atrás”, afirma el informe. “Aunque la UE continúe sosteniendo la soberanía ucrania sobre este territorio, debe desvincular este contencioso del conflicto armado en las regiones del Donbás, para evitar bloqueos que impidan avanzar en una resolución negociada de este último problema, donde todavía es posible el acuerdo”, señala. El logro de acuerdos con Rusia “de forma pragmática” debería conducir “gradualmente” a “crear la confianza necesaria para un acercamiento en el ámbito de los valores”, que, de producirse, será a “largo plazo”, vaticina.Cuatro son los pilares de la estrategia propuesta: la solución negociada del conflicto en Ucrania; el diálogo paneuropeo y de seguridad global; el reforzamiento de la asociación económica y comercial, y más conocimiento entre las sociedades. En 26 páginas, el documento explora vías para evitar que Rusia se aleje de Europa en dirección a otros socios como China y los países BRICS y para mantener los vínculos entre una UE, internamente dividida en sus percepciones hacia Moscú, y una Rusia que “basa su política exterior en un concepto tradicional de la soberanía y el interés nacional” y que “considera principios como la democracia y los derechos humanos como una mera justificación para la injerencia de las grandes potencias en los asuntos internos de terceros países”.

En todo caso, “una Rusia aislada será menos dialogante y más agresiva, ya que optará por buscar socios alternativos en otros continentes —China o los demás BRICS— en lugar de restaurar sus relaciones con el resto de Europa”, argumenta el texto. La negación del “carácter europeo de Rusia” y de “su legitimidad para participar en las decisiones políticas que afectan a todo el continente” sólo consigue reforzar los argumentos del nacionalismo radical ruso llamado “euroasianismo” basados en la incompatibilidad entre su cultura y la occidental”, sostiene.
El informe se manifiesta a favor de una gradual abolición de las sanciones a medida que se progrese en la aplicación de los acuerdos de Minsk (para los que subraya que no hay alternativa). También considera que la escalada de sanciones perjudica a todos. España, afirma, pierde unos 330-360 millones de euros anuales debido a las contrasanciones rusas a los productos agroalimentarios.
Constatando el carácter “esencial” de Rusia para garantizar el suministro energético europeo (otras fuentes son “más caras”), el informe propone, no obstante, diversificar el abastecimiento para evitar que ninguno de los miembros de la UE “dependa excesivamente del gas ruso”. De ahí que apoye el proyecto de gasoducto Southern Gas Corridor, desde Azerbaiyán a la UE (evitando a Rusia) e incorporando a otros productores como Turkmenistán. El documento propone una política europea de vecindad más flexible y coordinada con Moscú, un diálogo institucional entre la UE y la Unión Económica Euroasiática así como entre la OTAN y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva como medida para asentar la confianza.
La UE “carece de los medios y la legitimidad” para imponer una transformación del régimen político ruso, más allá de “apoyar a la sociedad civil” para que decida libremente el modelo de convivencia que desea. Los autores del informe subrayan los errores europeos y muestran gran delicadeza ante las susceptibilidades rusas, haciendo encaje de bolillos al establecer las relaciones causales entre los acontecimientos que llevaron a la crisis de Ucrania.
Desde el punto de vista del informe, la “implicación militar” de Rusia fue reactiva y un “último recurso” en respuesta a lo que ellos (los rusos) entendían como una amenaza a sus intereses vitales: el cambio político revolucionario surgido del Euromaidán, cuyos dirigentes consideraban a Rusia como el principal enemigo”. Los “grupos ultra nacionalistas minoritarios” tuvieron un “protagonismo inadmisible” en el Euromaidán, opina el documento, que se refiere al “derrocamiento inconstitucional” del presidente Yanukóvich, “aceptado y apoyado por EE UU y la UE”, pero no menciona la huida de Víctor Yanukóvich ni la responsabilidad de éste en la escalada de la violencia y la gestión de la crisis. En lo que se refiere a las responsabilidades de la UE y de Rusia, el documento opina, sin embargo, que éstas no son “equiparables”, pues la UE y Estados miembros apoyan a Ucrania “con medios diplomáticos, ayuda económica y material militar no letal, mientras el Kremlin “ha utilizado también la intervención militar directa y el suministro de armamento al bando prorruso”.

miércoles, 24 de junio de 2015

ARMENIA: ANOTHER EUROMAIDAN?

Russian Officials See 'Color Revolution' in Armenia


Russian lawmakers said Wednesday that rolling protests on the streets of the Armenian capital of Yerevan could be the first stage of a "color revolution" similar to those that have toppled governments in post-Soviet countries including Ukraine, Georgia and Kyrgyzstan.
"It's no use deluding yourself, all 'color revolutions' developed along these lines," said Konstantin Kosachev, head of the International Committee in Russia's upper house of parliament, the Federation Council, the RIA Novosti news agency reported Wednesday.
Thousands of demonstrators angry at a sharp hike in electricity prices took to the streets of Yerevan late last week and have erected barricades and clashed with police. In response, security forces have used water cannons to disperse the crowds and reportedly arrested over 200 people.
РЕКЛАМА
Protests, which have been trending under the social media hash tag #ElectricYerevan, continued into Wednesday evening, according to media reports and footage of events broadcast online.

Close Eye

Russia has deep economic, political and military ties with Armenia, and officials in Moscow have said they are closely following developments in the post-Soviet state.
"We are not indifferent to what's going on," said the head of the Federation Council, Valentina Matviyenko, RIA Novosti reported Wednesday. "We hope that it will be resolved peacefully."
The head of the Duma's committee for relations with former Soviet countries, Leonid Slutsky, said Wednesday that the situation was "alarming," according to RIA Novosti.
Putin's spokesman, Dmitry Peskov, told Russian journalists Tuesday that the Kremlin was closely following events as they unfolded in Yerevan.

'Revenge for the Donbass'

Other lawmakers compared the demonstrations to the collapse of a pro-Russia government in Ukraine last year, a process the Kremlin characterizes as a foreign-backed coup.
"This attack on Yerevan was expected … there are probably a lot of fighters from Ukraine among the demonstrators and it is being directed from an external headquarters," pro-Kremlin political scientist Sergei Markov wrote on Facebook on Wednesday. "The main aim of the organizers now is bloodshed."
Other Russian experts placed the Armenian protests within the context of a deterioration in relations between the West and Russia, alleging that foreign states could be provoking instability.
"There is a desire to avenge Russia for the Donbass," said Vladimir Yevseyev, the head of the Caucasus department of the Institute of Post-Soviet States in Moscow, referring to the area of eastern Ukraine in which Russian-backed separatists are fighting Kiev troops.

Entangled Economies

While many Armenian families are dependent on money sent back by relatives working inside Russia itself, Russia has traditionally been a significant investor in Armenia and Russian companies control large swathes of Armenian industry.
In October, Yerevan — which has suffered economically from strained relationships with neighbors Azerbaijan and Turkey — said it was joining the Moscow-driven Eurasian Economic Union championed by Russian President Vladimir Putin as a counterweight to the European Union.
But the close links with Moscow meant that Armenians suffered as the Russia economy slipped toward recession last year amid falling oil prices and Western sanctions.
The value of remittances sent from Armenians in Russia plummeted as the Russian currency collapsed.

Russian Spark

The protests — initially over a 16 percent hike in electricity prices scheduled for implementation in August — have taken on an anti-Russian slant because Armenia's energy monopoly, Electric Networks of Armenia, is owned by Russian state-controlled power group Inter RAO.
The chairman of Inter RAO is Igor Sechin, a Kremlin heavyweight and head of state-owned oil giant Rosneft. Inter RAO was initially seeking a 40 percent electricity price hike.
Moscow gained control of Electric Networks of Armenia over a decade ago as Yerevan did a series of equity-for-debt deals, which saw Russian firms snap up Armenian assets. On its website, Inter RAO says that Electric Networks of Armenia has almost a million customers.

Not Ukraine

Analysts and experts said that comparisons between protests in Armenia and events in Ukraine last year or "color revolutions" in Georgia or Kyrgyzstan were deeply misleading
Aside from the fact that Russia does not have a land border with Armenia, a key difference is the frozen conflict between Armenia and neighboring Azerbaijan over the mountainous region of Nagorno-Karabakh, which sees regular exchanges of fire between troops loyal to Baku and Armenian forces.
The danger of instability reigniting fighting over the disputed territory means neither side facing off on Yerevan's streets has an interest in following a Ukrainian scenario, according to expert Yevseyev.
Others stressed that the unfolding events were uniquely Armenian.
"These socio-economic problems have been accumulating for years," Ismail Agakishiyev, the head of Caucasus studies at Moscow State University, told The Moscow Times.
"It's a completely different situation [to Ukraine], a completely different relationship and a completely different economic and social context," Agakishiyev added.
Contact the author at h.amos@imedia.ru