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miércoles, 15 de octubre de 2014

LA FIFA O "LA COALICION DE LA INSENSATEZ"

FIFA y UEFA, la coalición de la negligencia



Para la FIFA, o su 'sucursal europea', es decir, la UEFA, el España-Gibraltar es más propenso a desatar un conflicto armado que un Serbia-Albania. La disputa de un peñón representa mayor peligro para ellos que alrededor de los 11 mil kilómetros que mideKosovo. "De alto riesgo" se limitaron a adjevitarlo.
Según el ente rector, la ciudad, el castillo, el puerto, las defensas y las fortalezas de Gibraltar implican un riesgo más potencial que un territorio en el que cuyas diferencias implican idiomas, religiones, etnias, soberanías, entre otros puntos, los cuales han cobrado la vida de aproximadamente 12 mil civiles, de acuerdo con cifras de Europa Press.
¿En qué cabeza cabe eso? Justamente en la de las supuestas 'neuronas' de FIFA y UEFA. Sólo en las de Joseph Blatter y Michel Platini, respectivamente. En medida, también responsables de los incidentes en Belgrado.
Sí, ya no es el Siglo XX; sin embargo, un cotejo entre serbios y albaneses destila pólvora; por más que en teoría no hubiese aficionados visitantes. Era cuestión de que una chispazo de ignición lo detonara todo. 
Igual que en un Rusia-Georgia o un Armenia-Azerbaiyán. Esos partidos, a diferencia del citado, estrictamente prohibidos tanto por la FIFA como la UEFA. O al menos no pueden compartir grupo en la fase de clasificación rumbo a laEurocopa


Rusos y georgianos, y armenios y azeríes tienen sus propios 'Kosovos'. Sus cicatrices hiperestésicas, las de la fractura territorial: Osetia del Sur y Nagorno-Karabaj, correspondientemente. Pero FIFA y UEFA decidieron ignorar las secuelas de una guerra en presunta fase fría como la de los Balcanes
No se trata de una crisis diplomática o de la suspensión de relaciones bilateralmente. Lo de esta zona, como en lugares contados en el mundo, escapa las normas de la convivencia social. 
Basta un símbolo —como el de la bandera de la Gran Albania— para desmembrar a serbios, albanos, kosovares, bosnios, búlgaros, croatas, macedonios, montenegrinos, rumanos y, en menor proporción, hasta griegos y turcos. Las selecciones (y los clubes en competencias internacionales como la Champions o Europa League) amplifican esas disparidades hasta transformarlas en un nacionalismo cegado.
Casi todos 'hijos' eslavos. Casi todos 'huérfanos' de Yugoslavia. Del expaís de siete fronteras, seis repúblicas, cinco nacionalidades, cuatro lenguas, tres credos, dos alfabetos y un Mariscal. "Una región que produce más historia de la que se puede digerir", así la describió en su momento Winston Churchill, otrora primer ministro de Inglaterra entre 1940 y 1955.
Aún así, el ente rector del balompié decidió no voltear a ver el pasado. Cerró de golpe el libro de historia y, bajo su ideal de la hermandad del deporte, el que ellos llaman mercadológicamente "Fair Play", los emparejó en el mismo sector.

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La enseña que provocó la pelea entre ambos bandos | GETTY

El sueño de FIFA no es censurable. Por lo contrario se reconoce. Aunque, precisamente, en algunos rincones del orbe su misión evangelista de universalizarlo con base en un balón se reducirá a buenas intenciones. 
A buenos actos que parecen malos. Que terminan siendo malos como en el Estadio Partizan. Para su fortuna no culminó con una desgracia. Simplemente crispó y radicalizó todavía más los ánimos chauvinistas de un foco rojo de tensión geopolítica.
FIFA debe de dejar de interpretar un papel que no es el suyo: jugar a ser 'el intermediario de las pelotas'. Carece de ellas porque no posee esa facultad. No es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ni las Naciones Unidas (ONU). 
UEFA y FIFA no coincidieron para que Gibraltar tuvierse la oportunidad de asistir a Mundial. No obstante, en esta ocasión sí se pusieron de acuerdo. Formaron su coalición: la de la negligencia. La que se negó a ver lo que se vislumbraba a leguas.

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