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miércoles, 15 de octubre de 2014

EVO MORALES Y EL TRIUNFO DE LA SENSATEZ ECONOMICA - POR FLAVIO BUCHIERI


Flavio Buchieri


FLAVIO BUCHIERI es Doctor en Economía, Universidad del CEMA. Profesor e investigador universitario. Consultor y Analista Económico.

Se puede ser de izquierda o de derecha. También de centro, aunque en Argentina siempre se tiene tendencia hacia la polarización, hacia los extremos. Sin embargo, lo único que no se puede discutir es que en la actualidad, más que nunca y con la historia a nuestras espaldas, se debe ser racional en lo económico para que la economía de un país transite un sendero de estabilidad, que genere mayor riqueza y, en consecuencia, oportunidades de mejoras sociales a su población. Situación que, sin intentar minimizar, implica estar bien informado y asesorado, con una mirada realista y amplia de la sociedad mundial y sus tendencias y, por encima de todo, aplicar el sentido común.
Esto es lo que muestra el resultado electoral de Bolivia del pasado domingo. Y aunque los números son provisorios, el pueblo boliviano premió a Evo Morales con un tercer mandato de gobierno, con más del 60% de los votos escrutados.
Evo Morales parece haber entendido muy bien que la izquierda moderna no reniega de los principios y las leyes básicas de la economía. Su gobierno ha dado pruebas concretas no sólo de su sentido de la realidad sino también de la oportunidad y los tiempos que se necesitan para la concreción de las conquistas sociales que mejoran el bienestar de la sociedad. Evo sabe que sólo a largo plazo se puede hablar de un crecimiento económico con una mejor distribución del ingreso si antes se brinda un contexto económico sostenible en el tiempo, donde el principal elemento de ascenso social debe residir en el aumento de la productividad de su población.
Si los tiempos se aceleran y se intenta por la fuerza alterar la dinámica económica concreta de una sociedad, los resultados serán efímeros, en importancia y duración. Y eso que a Evo no le ha temblado la mano para alterar los principales cuadros contractuales que regulaban las relaciones económicas y de reparto de excedentes con los principales grupos económicos, en su mayoría externos al país. Aún así, Evo Morales se ha ganado el respeto de la comunidad económica y financiera mundial. Lejos de un discurso atemorizante, su actuación ha permitido que Bolivia no careza de inversiones. Y hoy en día puede colocar deuda en los mercados internacionales de capitales a tasas de interés que, a los argentinos, nos da una sana envidia.

Hay “años luz” de distancia entre Evo y Cristina. La realidad de ambos países difiere tan sensiblemente que hoy se observa a argentinos que, como no pueden acceder al dólar, compran en la frontera pesos bolivianos. Por su estabilidad y predecibilidad. Ojalá Cristina hubiese aprendido de Evo y no de Chávez.




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