Néstor Kirchner le decía "Massita" y quizás, desde el lugar en el que esté, tras el furor de las parlamentarias de 2013, lo esté nuevamente condenando a ese papel. Primero, fue el fiasco de Santa Fe, con Buzzi y Martínez; luego el de Capital, con Nielsen y ahora, el acto de Vélez, precedido por un video de "apoyo a la distancia· de algunos dirigentes radicales provinciales, mientras "por debajo de la mesa", negocian con el macrismo, al que ven más fuerte hoy al menos, en la pulseada contra el kirchnerismo sciolizado o el sciolismo K y la deserción del cordobés De la Sota y el puntano Rodríguez Saa.
El que parecía podía ser un gran acto multitudinario, terminó siendo un evento cuasi provincial, en el límite del territorio capitalino, con algunos intendentes del conurbano bonaerense (Otacehé, Russo, Cariglino) y todo el folklore peronista de siempre, bombos, orquesta y cumbia villera. Con apenas algunos dirigentes peronistas como Giustozzi, De Narváez, Sarghini, no peronistas como Diego Kravetz y Adrián Pérez y algunos sindicalistas, jóvenes y mujeres, pero ausencia casi total de clase media capitalina, el acto entusiasta y el propio discurso de Massa, convocando al final a un abrazo de todos los argentinos, sobre todo, peronistas, radicales, socialistas y desarrollistas, tal vez, terminen por decidirlo a buscar refugio en una amplia alianza con el PRO, CC y UCR, con el objetivo de derrotar al oficialismo nacional y bonaerense, recreando bajo otro formato, la coalición alfonsinista en 1983 y la Alianza de 1999, aunque esperamos todos, con mucho mejores resultados.
Apelando su líder a un discurso que rechaza la corrupción, impuestos a las Ganancias y retenciones, la propia concurrencia silbó de manera manifiesta al kirchnerismo, "La Cámpora", a Scioli aunque prácticamente ni se inmutó cuando Massa mencionó, sin citar a su líder, la alternativa del PRO. Mientras se angosta cada vez más su avenida, quizás, pueda participar de la más amplia que parecen construir día a día, los otros dirigentes en carrera.
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