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COMO EL FEDERALISMO FISCAL INFLUYE EN LA MIGRACION Y POBREZA

jueves, 27 de febrero de 2020

LA GLOBALIZACION Y SUS MALES: EL CORONAVIRUS

CONSECUENCIAS 09-02-2020 19:20 Hs.
Coronavirus y el "efecto mariposa" en la economía global
Cuando comenzaba a apaciguarse la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el brote epidémico volvió a amenazar los negocios
Por Gustavo Alejandro Girado
BAE Negocios
El gran problema sanitario con epicentro en China que, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya es un problema mundial, tiene muchas aristas. En estas líneas nos referiremos con exclusividad al impacto económico real y potencial en la medida que se prolongue esta situación tan inesperada. Puesto en contexto, digamos que a principios de enero, los responsables políticos de la provincia de Hubei declararon que el PBI provincial crecería un 7,5% en 2020, y menos de dos semanas después, tuvieron que poner a sus 60 millones de habitantes en cuarentena, modificando sus prioridades rápidamente: detener el avance del coronavirus. Pero este suceso tan imprevisto como impactante, no tuvo origen en cualquier lugar del planeta sino que lo hizo en la economía más grande en términos de PPP, que es el principal exportador, uno de los principales importadores y gran inversor global. Claramente, esto tiene y tendrá consecuencias globales.
 
El brote de coronavirus comenzó en la ciudad de Wuhan (capital de Hubei), y ocasionó que los analistas redujesen los pronósticos de crecimiento en todos los ámbitos, lo que subraya el papel dominante del país en la economía global. Pero no solamente lo que pasa en China importa por su tamaño, sino también porque las transformaciones en la forma de hacer las cosas y la mutua dependencia entre las empresas globales, que gestionan la producción en el marco de Cadenas Globales de Valor (CGV), promueve la visión del "efecto mariposa" por lo que una acción en un determinado lugar puede tener efectos amplificados muy lejos de allí. Un bloqueo en la provincia y el cierre de una semana adicional en provincias que representan más de 2/3 del PBI del país, están interrumpiendo severamente la cadena de abastecimiento global.
Un guiño a los socios

El contexto macroeconómico de este feroz episodio sanitario, tampoco es una cuestión menor. Hay un aire de "tormenta perfecta", pues en el medio de las disputas con EE.UU. por espacios de hegemonía en sectores de alta tecnología, cuya parte visible es la "guerra comercial" que se traduce desde hace veinte meses en subas arancelarias recíprocas y prohibiciones, trabando el flujo comercial y el normal abastecimiento de las transnacionales dentro de las CGV, aparece también un menor ritmo en el crecimiento chino que año tras año se consolida más lejos de las tasas de dos dígitos, con menores reservas en divisas y dudosos manejos financieros que el mainstream occidental observa con lupa. Aquí es que se produce el brote del "coronavirus".
El país explica entre el 30% y el 40% de la exportación textil

Como desde hace unos años la dinámica de la economía china permite mantener en números positivos el crecimiento mundial (en 2003, China explicó el 4% del PBI mundial y en 2019, el 16%) es evidente que una alteración en su ritmo de crecimiento y su eventual menor comercio y dinámica de inversiones ("in" y "out"), van a tener consecuencias mundiales que se añaden a las que ya se padecen en virtud de la severa disputa que China tiene con EE.UU. mencionada. Poniendo en contexto el problema económico, recordemos que China ha decidido, hace unos dos Planes Quinquenales a esta parte, hacer de la variable "consumo" una herramienta más efectiva para dinamizar la demanda agregada, de manera que pueda reemplazar la tracción que históricamente llevan a cabo la Inversión y las Exportaciones, los mascarones de proa del proyecto de desarrollo. En un mundo con cambios rampantes, y con una economía como la china que crece y se desarrolla pero que también exige en la medida que el bienestar se hace más homogéneo para alcanzar la mayor parte de la población. Esa decisión también obedeció a la necesidad de reducir la velocidad de las exportaciones para no afectar más a sus socios comerciales, y también la de reducir la sobreinversión en varios sectores. Este es el contexto macro de la aparición del conoronavirus. El contexto temporal es más sobrecogedor: al inicio del año nuevo chino (lunar).
Y qué sucede cuando combinamos el contexto macro y la situación internacional, por un lado, con la aparición de un virus de rápida propagación en la economía más dinámica del mundo? Bueno, los análisis consultados coinciden en que en principio se afecta la economía de China porque se reduce la actividad debido a la inmediata cancelación del transporte doméstico, sumado a la cancelación de los festejos del Año Nuevo Lunar (se preveían 350 millones de viajes dentro del territorio nacional); toda esa menor actividad trae menos dinámica y por lo tanto el consumo interno caerá medido con el año anterior. En todo caso caerá fuerte su tasa de crecimiento, y todo impactará fuerte sobre el resultado del primer trimestre de 2020. No puede haber un orden para describir la situación, así que presentaremos los sectores más afectados por orden de evidencia.
El transporte local se detiene. El intento por evitar el desplazamiento de las personas provocó que se pusiesen en cuarentena ciudades enteras, de lo que no hay antecedentes. Adentro de las ciudades, las actividades fueron canceladas y la gente es compelida a permanecer en sus domicilios.
No te casas ni te muevas

Según el SCMP, autoridades de Zhejiang -vecina de Shanghai-, cerraron lugares públicos "no esenciales", prohibieron funerales y casamientos, limitaron el número de veces que las personas pueden salir de sus hogares, "a veces encerrándolas", enfatiza. En otras ciudades (Hangzhou, Ningbo y Taizhou), que tienen una población que suma más de 30 millones, a cada hogar se le expide un "pasaporte", generalmente un papel que lleva el nombre, la dirección de su casa y un sello oficial. Solo una persona por hogar puede abandonar su hogar cada dos días.
Por otra parte, más de dos docenas de aerolíneas han suspendido o reducido sus vuelos a China, y los vuelos domésticos operados por transportistas locales han sido cancelados, en especial a las provincias más afectadas. Las empresas aéreas ya muestran el impacto de sus menores ingresos: las acciones de las tres aerolíneas más grandes de China, Air China, China Eastern Airlines y China Southern Airlines, han caído en más del 20% desde que se produjo el primer fallecimiento por el coronavirus, el 9 de enero. United y American Airlines anunciaron el miércoles 5 sus planes para suspender temporalmente los vuelos a Hong Kong, lo que se produce cuando cuando la ciudad lucha con su propio brote, con 18 personas que dieron positivo por la enfermedad, incluida una que murió.
Genéricamente, de todas las industrias, quizás ninguna se verá tan afectada como la vinculada con los viajes. Citigroup informa que la ocupación hotelera cayó un 45% interanual. Por ese mismo carril se comprenderá que la industria del turismo debería prepararse para una fuerte caída de la demanda, a medida que los gobiernos imponen prohibiciones de viaje a los visitantes chinos para detener la propagación de la enfermedad. Entonces tenemos por un lado a los chinos que dejan de viajar dentro de China, a los turistas que dejan de ir a China, los turistas chinos que dejan de salir del país, y a la industria padeciendo por el cimbronazo.
Esos impedimentos tienen correlato directo con los servicios educativos. Según estimaciones de Standard & Poors, algunas universidades australianas pueden perder alrededor de USD 2.000 millones solo por los viajes e inscripciones que no se realizarán. Los ciudadanos no australianos o residentes permanentes que han estado en China desde el 01/02, no pueden ingresar a Australia (nótese que el brote se produjo entre los años académicos de Australia, y muchos de los aproximadamente 165.000 estudiantes universitarios chinos del país habían regresado a su China natal para el Año Nuevo Lunar), y esos estudiantes son un flujo de ingresos vital para esas universidades.
Con la cuarentena se retrasa el reinicio de la actividad

La suspensión de las actividades continuará con eventuales cierres de fábricas, especialmente aquellas más pequeñas y de menores capacidades para sostener una empresa con demanda nula, para el caso de las locales. Las empresas extranjeras con presencia en China están suspendiendo los viajes de sus empleados a China y algunas están cerrando sus establecimientos al tiempo que siguen las recomendaciones de la OMS. The Economist recuerda que Wuhan es un centro de fabricación, un nodo en las CGV, especialmente para automóviles (Nissan, Honda y General Motors tienen plantas allí), y por eso clasifica en el lugar 13 de entre 2.000 ciudades chinas por su papel en las cadenas de abastecimiento, indica Bloomberg. Se aprecia mejor en un caso clásico: en China se ensamblan todos los iPhones que Apple vende en el mundo, y eso se hace en Foxconn, en el centro de China. Sus trabajadores serán puestos en cuarentena por hasta dos semanas, dijo la compañía. Su red de fábricas en China reanudará sus operaciones esta semana, después del feriado "extendido" (por el brote) del Año Nuevo Lunar. Según Bloomberg, Foxconn ahora proyecta un aumento de ventas del 1% al 3% en 2020, por debajo del pronóstico de enero del 3% al 5%. Esta empresa es el mayor empleador del sector privado de China, con más de un millón de personas trabajando en unas 30 fábricas e instalaciones de investigación, incluyendo uno en Wuhan. Hay una fuerte sensación de que se está manipulando uno de los naipes que están abajo, sosteniendo el castillo.
Observando más de cerca las CGV, Standard Chartered sostuvo que "Taiwán, Singapur, Tailandia y Hong Kong pueden experimentar el mayor efecto secundario de la recesión esperada a corto plazo de China". Como China explica aproximadamente el 30/40% de las exportaciones mundiales de textiles y calzado, y el 20% de las exportaciones mundiales de maquinaria y equipos eléctricos, el papel de China en la cadena es especialmente crítico. La consultora DBS informó que China importa principalmente productos intermedios de Corea, Japón y Taiwán y que el principal destino del país para productos intermedios fueron Corea, Japón, India y Vietnam. "Taiwán, Corea del Sur y Vietnam serían los más afectados, ya sea en forma de un retraso en la producción aguas abajo o una escasez de insumos de materias primas aguas arriba", señalaron. Simon MacAdam, de Capital Economics, señaló que lo "más preocupante es la dependencia generalizada de los fabricantes de productos electrónicos. El sector automotor en América del Norte también tiene eslabones de la cadena de suministro relativamente grandes con China, (). Están a solo unas semanas de cerrar plantas debido a la disminución del abastecimiento de piezas", dijo.
* Magister- Director de Estudios en China Contemporánea- UNLa

miércoles, 8 de enero de 2020

TRUMP: WAR AGAINST IRAN?

The Killing of Qassem Suleimani Is Tantamount to an Act of War

By Robin Wright, The New Yorker, 2020, January 3

 

 

On orders from President Trump, the United States killed Major General Qassem Suleimani, the leader of Iran’s élite Quds Force and the mastermind of its military operations across the Middle East, in an overnight air strike at Baghdad’s International Airport. The assassination was the boldest U.S. act in confronting Iran since the 1979 revolution, tantamount to an act of war. A brief statement from the Pentagon described it as a “decisive defensive action” designed to protect U.S. personnel abroad. But the strike represented a stunning escalation between Washington and Tehran, and it may well have the reverse effect. Iran almost certainly will want to respond in some lethal form, whether directly or through its powerful network of proxies in the region. U.S. embassies and military bases—and thousands of American personnel across the Middle East and South Asia, and potentially beyond—were instantly vulnerable. On Friday, the State Department ordered all Americans to leave Iraq.

On Friday, Iran’s Supreme Leader, Ayatollah Ali Khamenei, declared three days of public mourning and warned that “harsh vengeance awaits those criminals behind martyrdom of General Suleimani.” He moved quickly to name Brigadier General Esmail Gha’ani, who had worked closely with Suleimani, as the new Quds Force commander. Mohammad Javad Zarif, Iran’s U.S.-educated Foreign Minister, who spent two years negotiating the 2015 nuclear deal with the United States, called the American air strike an act of international terrorism. “The US bears responsibility for all consequences of its rogue adventurism,” he tweeted. Iran’s state-controlled television characterized the assassination as the U.S.’s “biggest miscalculation” since the Second World War. “The people of the region will no longer allow Americans to stay,” it said.

Iran’s revolutionary regime often makes boastful threats, but the murder of Suleimani alarmed veteran U.S. military and diplomatic officials who have served in the Middle East. “It is almost impossible to overstate the importance of this,” the retired general David Petraeus, who led U.S. forces in Iraq and later served as the director of the C.I.A., told me. Suleimani was Petraeus’s nemesis during the eight-year U.S. war in Iraq. “Iran has to be in shock right now. Its version of the National Security Council will be on overdrive,” he said. “But there’s a whole universe of possibilities now, everything from proxy retaliation, kidnappings of American citizens, actions against coalition partners, even an attempt to do something in the U.S. We certainly have large force concentrations in the region, too.”

Was the U.S. attack an act of war? Douglas Silliman, who was the U.S. Ambassador to Iraq until last winter and is now the president of the Arab Gulf States Institute in Washington, told me that the death of Suleimani was the equivalent of Iran killing the commander of U.S. military operations in the Middle East and South Asia. “If Iran had killed the commander of U.S. Central Command, what would we consider it to be?” he said. John Limbert, one of fifty-two Americans who were taken hostage in Iran in 1979, told me that he was happy Suleimani was gone, but quickly added, “This is not going to end well.”

Suleimani, a flamboyant former construction worker and bodybuilder with snowy white hair, a dapper beard, and arching salt-and-pepper eyebrows, gained notice during the eight-year war with Iraq, in the nineteen eighties. He rose through the Revolutionary Guard to become head of the Quds Force—an Iranian unit of commandos comparable to the U.S. seals, Delta Force, and Rangers combined—in 1998. He was the most feared and most admired military leader in the region. He famously rallied followers with flowery jihadi rhetoric about the glories of martyrdom. “The war front is mankind’s lost paradise,” Suleimani was quoted as saying, in 2009. “One type of paradise that is portrayed for mankind is streams, beautiful nymphs and greeneries. But there is another kind of paradise.” The front, he said, was “the lost paradise of the human beings.” Thousands of followers died under his leadership.

Over more than two decades, Suleimani, a Shiite, had more impact than the leaders of either Al Qaeda or isis, which are both Sunni movements, in shaping the face of the Middle East. To counter U.S. influence in Iraq between 2003 and 2011, he provided Iraqi militants with rockets, bombs, and explosively formed projectiles that could slice through the armor of an American M1 tank. “He has the blood of hundreds of Americans on his hands,” Petraeus said. The United States designated the Quds Force as a supporter of terrorism, in 2007, and Suleimani was personally sanctioned for complicity in a plot to kill the Saudi Ambassador to the United States, in 2011. That same year, he spearheaded a campaign, now in its ninth year, to save President Bashar al-Assad’s regime after civil war erupted in Syria. Suleimani also channelled arms and aid to Hezbollah in Lebanon, orchestrating its franchise operations in other Middle Eastern countries, and aided Houthi rebels in Yemen. He cultivated militia proxies in Pakistan and Afghanistan, thousands of whose members were deployed to fight in Syria. Suleimani gained fame for taking selfies—later posted on social media—on the front lines of regional conflicts where his Quds Force and their allies were deployed. Many went viral.

“I think people in the region saw him as untouchable,” Petraeus said. The only person more powerful in Iran was the Supreme Leader. And, in the Shiite region of the Middle East, there may have been no one more powerful than Suleimani when it came to tangible impact.

“The US just killed Iran’s Patton,” Ian Bremmer, the president of the Eurasia Group, tweeted shortly after the Pentagon issued its statement. Silliman said that Suleimani led a “huge and largely successful strategic advance by Iran through Iraq and Syria and Lebanon.”

After initially operating in the shadows, Suleimani grew rhetorically audacious in the past decade. In 2008, as the U.S. and Iran competed for influence in Iraq, the Iranian general relayed a verbal message to Petraeus through the then Iraqi President, Jalal Talabani, which said, “Dear General Petraeus, you should know that I, Qassem Suleimani, control the policy for Iran with respect to Iraq, Lebanon, Gaza and Afghanistan.” Suleimani’s point, Petraeus told me, was that the Americans had to deal with him—everywhere.

In 2018, Suleimani famously responded to the warning that Trump issued to the Iranian President, Hassan Rouhani. Trump, after a weekend at his golf resort in Bedminster, New Jersey, tweeted, “NEVER, EVER THREATEN THE UNITED STATES AGAIN OR YOU WILL SUFFER CONSEQUENCES THE LIKES OF WHICH FEW THROUGHOUT HISTORY HAVE EVER SUFFERED BEFORE. WE ARE NO LONGER A COUNTRY THAT WILL STAND FOR YOUR DEMENTED WORDS OF VIOLENCE & DEATH.” Suleimani belittled Trump. “It is beneath the dignity of our President to respond to you,” he said, in a speech. “We are near you, where you can’t even imagine. We are ready. We are the man of this arena.”When Suleimani was killed, Trump was at his Mar-a-Lago resort, in Palm Beach. Displaying rare restraint, he merely posted an American flag on his Twitter account.

In its statement, the Pentagon charged that Suleimani had, in recent months, orchestrated attacks on bases used by U.S. and allied nations as part of an international coalition fighting isis. He “was actively developing plans to attack American diplomats and service members in Iraq and throughout the region,” the Pentagon said.

Suleimani’s death capped a week of hostilities that escalated with lightning speed after a U.S. military contractor was killed in a rocket attack by Kata’ib Hezbollah, one of the most powerful Iranian-backed militias in Iraq, on December 27th. The attack was the group’s eleventh in recent weeks, the U.S. claimed. On December 29th, the Pentagon responded with five air strikes—three in Iraq and two in Syria—on Kata’ib Hezbollah’s bases. The group’s supporters responded by attacking the U.S. Embassy in Baghdad, which is the largest and most fortified diplomatic mission in the world.

“General Suleimani also approved the attacks on the U.S. Embassy in Baghdad that took place this week,” and the attacks on coalition bases in recent months, the Pentagon said, in its statement. It said that the assassination was aimed at deterring future Iranian assaults, noting pointedly, “The United States will continue to take all necessary action to protect our people and our interests wherever they are around the world.”

Kata’ib Hezbollah has been an increasingly important militia since it emerged, under Iranian tutelage, in 2004. After isis swept through Iraq, in 2014, it merged with dozens of other Shiite militias in the Popular Mobilization Forces to fight the Islamic State caliphate—with Iranian aid, arms, and Suleimani’s strategic advice. isis was the one issue on which Iran and the U.S. had common cause. Along with the rest of the P.M.F., Kata’ib Hezbollah was incorporated into the Iraqi military, in 2019, yet it continued to carry out its own operations—in defiance of the government and to the frustration of the United States. The militia has also been deployed in Syria as part of Iran’s support for the Assad regime.

The Pentagon provided no initial details on how the attack played out, but the Iranian media reported that Suleimani had just arrived at the Baghdad airport from Lebanon. The U.S. strike also killed Abu Mahdi al-Muhandis, the leader of Kata’ib Hezbollah and deputy chief of the P.M.F. He was “by far the most important P.M.F. leader tied to Iran,” Silliman told me. Iranian news agencies said that Suleimani and Muhandis were leaving the airport in separate cars when both were attacked by rockets fired from a U.S. helicopter. The Tasnim news agency, which has been tied to the Revolutionary Guard in the past, tweeted a photo of a bloodied hand wearing a large ring with an oval red stone, which Suleimani was often photographed wearing. The ring was how his body was identified, Iraqi officials said.

The timing was particularly awkward for the Iraqi government, which has long attempted a delicate balancing act between neighboring Iran and the United States. Since October 1st, protests have swept across the country demanding the ouster of the Prime Minister and the entire political class, and an end to corruption and economic inequality. The protests have also been noteworthy because of their unprecedented demonstrations against Iran’s influence in Iraq. In November, protesters set fire to Iranian diplomatic missions in the Shiite holy cities of Najaf and Karbala.

The U.S. killing of Suleimani and the air strikes on Kata’ib Hezbollah over the weekend are an embarrassment to Iraqi leaders and a challenge to Iraqi sovereignty. They come at a time when Baghdad is gripped by the deepest political crisis since the U.S. invasion ousted Saddam Hussein, in 2003. The Prime Minister, Adel Abdul-Mahdi, a Shiite who spent years in exile in Iran, stepped down and is now playing only a caretaker role. There are already calls for the Iraqi parliament to demand the withdrawal of some five thousand U.S. troops—and hundreds more from more than a dozen coalition neighbors—that are still waging a campaign against isis insurgents. In a tweet, in Arabic, Mahdi called the assassination of Suleimani an act of aggression against the “Iraqi state, its government, and its people.” In an ominous signal to Washington, he said the killing was a “breach of the conditions for the presence of U.S. forces in Iraq.” The Iraqi Parliament is due to debate the U.S. military presence and vote on whether it should continue when it reconvenes, but the Prime Minister has the ultimate say as Commander-in-Chief, Silliman said.

The reaction in Washington played out largely along party lines. Senator Tom Cotton, a Republican of Arkansas and staunch Trump supporter and military veteran, tweeted that Suleimani “got what he richly deserved, and all those American soldiers who died by his hand also got what they deserved: justice.” But top Democrats warned of the fallout—and future cost in American lives. The House Speaker, Nancy Pelosi, of California, said that the assassination “risks provoking further dangerous escalation of violence. America—and the world—cannot afford to have tensions escalate to the point of no return.” She and other Democrats charged that Trump attacked a high-level Iranian official without congressional authorization for the use of military force. Tom Udall, a Democrat from New Mexico and a member of the Senate Foreign Relations Committee, warned, “Such a reckless escalation of hostilities is likely a violation of Congress’s war-making authority—as well as our basing agreement with Iraq—putting U.S. forces and citizens in danger and very possibly sinking us into another disastrous war in the Middle East that the American people are not asking for and do not support.”

Ironically, Suleimani died in just the kind of covert operation that he orchestrated against the United States so often over so many years, with such deadly success. Yet, in his statement on the general’s death, Iran’s supreme leader warned, “His departure to God does not end his path or his mission.”

viernes, 4 de octubre de 2019

UN LENIN MORENO MAS DURO EN ECUADOR

Estado de excepción en Ecuador: Lenín Moreno emite la declaración ante las protestas por el alza en los combustibles

  • 4 de octubre de 2019.
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El Presidente de Ecuador, Lenín Moreno, declaró este jueves el estado de excepción para todo el país en respuesta a las protestas convocadas por los transportistas en contra de la eliminación de subsidios a las gasolinas.
"Con el fin de precautelar la seguridad ciudadana y evitar el caos, he dispuesto el estado de excepción a nivel nacional", declaró Moreno ante la prensa este jueves.
"Los derechos se exigen sin perjudicar a los que verdaderamente son fundamentales para el progreso del país, la generación de trabajo, la educación, la libre movilidad, la seguridad de las personas", señaló el gobernante.
Las protestas comenzaron el martes, día en que el mandatario decretó el fin de los subsidios a los combustibles, junto a otras leyes de orden tributario y laboral, para reducir el déficit fiscal que enfrenta su gobierno.
En marzo pasado, Moreno aceptó préstamos de instituciones financieras internacionales como el FMI, por valor de US$10.200 millones.
Esta entidad fijó a Ecuador un calendario de reformas a cambio del dinero prestado que incluía la reducción del gasto público, un incremento de ingresos y una reforma laboral que estimule la productividad.
Protestas y detenciones
Ante las demandas de revertir la eliminación del subsidio a los combustibles, Moreno dijo que se mantiene firme.
"No existe posibilidad de cambiar", aseguró.
El anuncio se dio en momentos en que se endurecían las manifestaciones en todo el país y particularmente en la capital, Quito, donde manifestantes se enfrentaron con policías antimotines.
En Guayaquil, la ciudad más grande de Ecuador, las autoridades también reportaron disturbios este jueves, que incluyeron el bloqueo de carreteras y calles por medio de piedras y neumáticos en llamas.
"Estamos en una acción indefinida hasta que el gobierno revoque el decreto sobre subsidios. Estamos paralizando a la nación", le dijo a la agencia Reuters el líder transportista Abel Gómez.
El presidente ecuatoriano dijo en un tuit que había viajado a esta ciudad para "evitar que quienes saquearon al país lo sigan haciendo desde otras instancias".
"Los focos de violencia se han controlado casi totalmente", aseguró.
Por su parte, la ministra de Gobierno, María Paula Romo, señaló que el estado de excepción es para garantizar el normal desenvolvimiento del país.
La jornada terminó con casi 200 personas detenidas, en su mayoría en Guayaquil, donde según la ministra Romo hubo saqueos.
En declaraciones a un canal de televisión local, Romo precisó que las fuerzas de seguridad arrestaron a 195 sospechosos, de los que 150 fueron detenidos en Guayaquil, "en su mayoría asociados al robo y vandalismo".
"En este tipo de actos no está en discusión el subsidio (a los combustibles) o la reforma laboral", afirmó la ministra antes de subrayar que son hechos "plenamente delictivos".
Durante toda la jornada hubo retrasos y cancelaciones de vuelos en los principales aeropuertos del país.
El "paquetazo"
A las manifestaciones de los transportistas se sumaron organizaciones sociales, indígenas y estudiantes universitarios que rechazan lo que llaman el "paquetazo".
El martes, Moreno firmó el decreto para eliminar los subsidios al diésel y a la gasolina conocida localmente como "extra", la más consumida en el país.
A partir de este jueves, el precio será fijado en función de los valores internacionales.
El galón (3,78 litros) de diesel pasó de US$1,03 a US$2,27, mientras que la gasolina "extra" subió de US$1,85 a US$2,30 por galón, reportó la agencia EFE.
El anuncio del incremento también provocó compras de emergencia el miércoles en las gasolineras de todo el país, las cuales registraron largas filas de personas que intentaban abastecerse de combustible antes de que los nuevos precios se hicieran efectivos a medianoche.
El llamado "paquetazo" no solo contempla la eliminación de los subsidios a las gasolinas. 
Otras de las nuevas medidas que contiene el nuevo plan también desataron críticas entre la población.
Entre ellas se cuentan el recorte de vacaciones para los trabajadores del sector público (de 30 a 15 días) y la renovación con un 20% menos de remuneración de los contratos ocasionales, entre otras.
El estado de excepción le permite al gobierno restringir el movimiento de personas, emplear las fuerzas armadas para mantener el orden y censurar a la prensa.
Estará en vigor 60 días. Pasado ese plazo, se puede extender por otros 30 días, informó el gobierno.
La suspensión de clases se prolongó al viernes.