Bastante tardíamente, tras 25 años de la caída del Muro de Berlín, se terminaron años de negociación secreta entre Estados Unidos y Cuba, con el cierre del ominoso u nada efectivo capítulo del embargo e intercambio de prisioneros políticos y espías. La principal fuente de legitimación externa del régimen acaba de desaparecer y de aquí en más, los hermanos Castro ya no podrán justificar la larga agonía de su moribundo régimen, invocando al asedio del "Imperio". Al mismo tiempo, dejan a la deriva, discursos similares de la región latinoamericana, sobre todo, los de la otrora "hermana" Venezuela, que pasa a quedar virtualmente aislada en su retórica anti-Washington. No resulta útil detenerse en las razones que condujeron a esta negociación que termina en el deshielo de los vínculos. Si Obama es un "lame duck" y por ello, pudo culminar este proceso, porque no tiene nada que perder o porque elimine un tema de agenda álgido para las elecciones de 2016, allanándole el camino a Hillary o, porque los Castro necesitaban este levantamiento, para completar su tarea de liberalización tímidamente iniciada con el ocaso y retiro de Fidel. Sean cuales fueren ésas u otras causas, se trata de una buena noticia. Al ritmo de la Perestroika gorbachoviana en su momento, toda apertura o descongelamiento, resulta bienvenido porque abre esperanzas de cambio, interno y externo, sin importar tanto el contenido de dicha alteración, que también está abierta. Si Estados Unidos -pero también la región-, ayudan de manera inteligente en la transición cubana, todo el proceso evitará errores vistos en Rusia y Europa del Este. Para Cuba, queda una agenda dificultosa, porque su sociedad civil deberá aprender a vivir en libertad con el paso del tiempo. Seis décadas fueron suficientes para destruirla pero todos sabemos que lleva mucho más tiempo, ejercerla de manera responsable. Para Obama, la lección es sencillamente, un "se puede". En efecto, el recientemente Presidente derrotado en las urnas parlamentarias, podía ejercer autoridad sobre los nefastos lobbies furiosamente anticastristas y antidemocráticos de Miami, como puede hacerlo -y aún no lo hace-, sobre los lobbies judío o polacos que realizan la misma presión para apañar a Israel o castigar a Rusia alternativamente, en todo lo que hacen y omiten hacer. Ojalá su ejemplo lo ayude a confiar más en sí mismo, en el bienio que queda. Para España, Canadá y el propio Papa Francisco, también el éxito de la operación de pacificación es un ejemplo más de que la diplomacia multilateral, puede resultar eficaz. Para Cuba y los Castro, habrá que estar atentos. Se abrió una nueva "Caja de Pandora". Tal vez, como me dijo un profesor isleño amigo hace un par de meses aquí en Argentina, el 2016 será el año clave para la tan ansiada democratización de la isla, pero el año próximo puede dar el puntapié inicial.
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