Fue el primer test legislativo del nuevo gobierno de Macri y resultó exitoso, incluso superando las expectativas iniciales de la especial coalición de Cambiemos. Sin adictos en las calles, incluso con opositores extrañamente unidos como ATE, Quebracho y La Cámpora, no sólo fue un triunfo a propósito del tema del nuevo -ojalá, el último- arreglo con los holdouts, sino además, implicó la derrota del proyecto de consulta popular que el kirchnerismo desgajado o residual, pretendió impulsar.
Los votos de Cambiemos, más los del Frente Renovador de Massa y el Bloque Justicialista, el desprendimiento postK de Diego Bossio, contaron con el inesperado apoyo de otras decenas de diputados que se sumaron a la iniciativa oficialista. El resultado no sólo es un triunfo político coyuntural de un gobierno del cual se desconfiaba hasta ayer, cómo lograría articular apoyos legislativos sin una mayoría clara, con la especulación lógica del recurso habitual al decretismo, visión simplificada de algunos polítólogos y sociólogos vernáculos.
allá de la temática y las hipótesis en torno al resultado final de la negociación en New York, representa la posibilidad de un nuevo y diferente consenso, con el Congreso como protagonista, algo bastante inédito en la joven democracia argentina post 1983. Al más puro estilo parlamentarista, las negociaciones de último momento, emprendidas por los funcionarios del Ejecutivo y los líderes de bancada, realizando sabias concesiones como los límites a la posibilidad de relitigar contra el país, por parte de los holdouts o no usar la nueva deuda para gasto corriente, revelan una sorprendente virtud de la clase dirigente argentina. Como solía afirmar Enrique Szewach, ésta cobra "sensatez al borde del abismo". Ojalá se torne habitual y hasta se haga crónica, porque no habrá precipicio y sí mucha normalidad, si existe cordura. En un país donde se habla recurrentemente de recuperar la memoria histórica, nunca hay que olvidar que en ese mismo recinto sagrado de la democracia, se votó y aplaudió un fenomenal default (a extranjeros y connacionales) hace apenas 14 años.
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