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lunes, 20 de julio de 2015

MACRISMO CON LA MANZANA RODEADA


Otro capítulo más de la larga y desgastante historia electoral argentina de 2015, diseñada y escrita por una dirigencia política ventajera y de corta mira, que imaginó este calendario electoral distribuido a lo largo del año, sólo pensando en sus propias conveniencias sectoriales y no en construir ciudadanía. Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), el distrito más informado y educado del país, también la sede de la Casa Rosada, y donde Perón perdió más de lo que ganó, idem su partido y donde desde hace años, gana la oposición "republicanista", ya sea en formatos de centro-derecha (PRO, APR o UCEDE) o socialdemócrata (ECO, CC, Frepaso, UCR). Un nuevo ballotage, donde por muy poco y contra todos los pronósticos, que auguraban una victoria mucho más holgada, ganó el candidato del PRO de Macri, Horacio Rodríguez Larreta, sobre el candidato, otrora kirchnerista, hoy ECO, Martín Lousteau, quien tuvo un resultado electoral destacado, sumando a los votos "propios" -es difícil expresarlo así, dado su elevado personalismo-, los del propio kirchnerismo.

Como lo hemos subrayado a lo largo de estas semanas, cada domingo electoral deja sus enseñanzas a modo de balance y su proyección a futuro, dada la elevada volatilidad -o no- electoral que presenta la Argentina de hoy.

En primer lugar, más allá de la sorpresa en el bunker del PRO aun con la satisfacción de haber retenido la ciudad más importante de la Argentina, por 8 años (y cuatro más) y ganándole a todos (aliados del Frente Cambiemos, kirchneristas, socialistas, izquierda dura), con un candidato nada carismático y ultra técnico, queda claro, que ya estamos en medio de la campaña electoral nacional, que se inició ya el 5 de julio, cuando el principal contrincante de Macri, Daniel Scioli, recorrió medio país para festejar el triunfo de sus socios del frente peronista riojano, despegándose de la dura derrota K en la primera vuelta de CABA. Paradójicamente, allí en La Rioja, Scioli sonrió junto a muchos compañeros peronistas prohijados como él, por el ex presidente Carlos Menem, a quien el oficialismo riojano le debe parte de aquel triunfo. 

Macri ayer empezó esa campaña, 15 días después que su archirrival, porque no previó que su caprichosa decisión de no apoyar a Gabriela Michetti, para la alcaldía de Buenos Aires en el primer cuatrimestre del año, terminó configurando el escenario ideal para un Lousteau, que es un producto no deseado de aquello, Las dos últimas semanas, Macri nacionalizó la campaña local, la que no arriesgaba hace meses, distrayendo recursos de su joven partido en una pulseada que finalmente deja a futuro, mejor posicionado al perdedor de ayer y su heterogénea coalición, que a su delfín ganador. Dos semanas de campaña, con un Scioli que se habrá frotado las manos anoche frente al televisor, mirando un resultado que a Macri no le alcanza para proyectar una figura ganadora nacional, tras el grave traspié de Santa Fe en junio, dejan al primero en condiciones de ganar las PASO el 9 de agosto y por qué no, la primera vuelta de octubre, aun sin evitar el ballotage. Posicionalmente, el ajedrecista Scioli larga primero y Macri empieza a operar desde la segunda fila. En un escenario parejo, se trata de mucha ventaja. 

Segundo, ayer una vez más en el año, el macrismo sntió en carne propia, la oposición visceral a su proyecto de "cambio". La primera vez fue Santa Fe, donde socialistas y kirchneristas "edulcorados" como Perotti, votaron claramente en contra del proísta  Del Sel. Anoche, media ciudad porteña con voto K, socialista y parte del radicalismo, prefirió a Lousteau porque sabían que ése era un misil a la línea de flotación del "submarino amarillo" de Durán Barba. Agregamos que el macrismo lidia incluso con radicales a los que no les termina de agradar, ya no Moreau -hoy en matrimonio de conveniencia con los K-, sino Cobos o el mismo Morales, sino también insólitamente algunos liberales marginales, sumamente críticos con el estilo y la supuesta ideología "estatista" del PRO. La tercera ocasión puede ser el propio ballotage. "Todos unidos contra Macri", ungiendo a Scioli como el candidato ideal. La pregunta es: está preparado el PRO y el proyecto del asesor ecuatoriano para semejante oposición? alcanzan la estrategia del timbreo personal, los globos, las "manzaneras virtuales", el clima festivo, la corrección política, los eufemismos, la táctica de no polarizar o no agredir, de ser selectivo con las alianzas, para ganarle a Scioli? Un Scioli que cuenta con aliados poderosos, una economía desordenada por donde se la mire, pero que no termina de explotar; una figura sonriente y accesible al gran público, una hibridez o silencio total en su propuesta, si es que la tiene. No descartemos que sume medios de comunicación que hasta ayer eran feroces antiK y por qué no, sean en el futuro, pro-Scioli, como el propio Grupo Clarín, sí, leyó bien, el mismo. En estos meses, todos hablamos del voto antiK -un tercio de la población- pero está claro que hay un voto antiPRO, cuya medición recién ahora, puede perfilarse. Scioli parece ser finalmente, la amplia "avenida del medio", de la que hablaba y fue perdiendo Sergio Massa.


Tercero y lo más relevante, tal vez haya llegado la hora de sacarse el manual duranbarbista de encima y animarse a otra cosa, por parte de Macri. Una estrategia ganadora en este contexto, corriendo de atrás y con todos en contra, no es fácil, sin quitarle grandes méritos como construir una alternativa de centro.derecha post 2001, ganando el distrito más importante del país, implantando un mecanismo electoral novedoso como la BUE (Boleta Unica Electrónica) y jugándose él como empresario nuevo en la política, un ejemplo que muchos otros, en un país de "capitalismo de amigos" o prebendario como éste, debieran seguir. Está en condiciones de revisar lo recorrido hasta ahora? Imaginemos que sí. 

Hay algo positivo de esta campaña y su laberíntico calendario: cada domingo da oportunidades de revancha, como en el fútbol. Si Macri abandona el purismo, empieza a negociar con propios y extraños, para un eventual ballotage, pergeña una estrategia para ampliar su coalición, no debiera temer críticas por transar con la "vieja política" sino preparando miles y miles de fiscales que  le cuidarán las urnas ya sin BUE en la dificilísima Provincia de Buenos Aires, protegiendo sus espaldas contra potenciales desleales, los radicales propios y, haciéndose inmune a los ataques K y no K, que con seguridad vendrán, como ocurrió en Santa Fe, donde se apeló a las peores  artes. Llegar adonde no llegó, a ese votante dubitativo, incrédulo, desconfiado del "cambio" y del contenido del mismo, que hoy compra en doce cuotas y no le importa mucho el futuro, ése tal vez, debiera ser el gran objetivo. Si persiste en cambio, con el "todo amarillo", sin respuestas o con algunas como anoche, prometiendo e modo vergonzante y poco creíble, que no retocará drásticamente la herencia K, con leve movimiento del amperímetro, corre riesgos de que Scioli le saque una ventaja indescontable, ya sea en primera vuelta y en el propio ballotage. Una dosis de "El Príncipe", o en el lenguaje futbolero, "con los tapones de punta", no le vendrían mal al PRO en esta ocasión: por qué no? Siempre y cuando, se pretenda ganar, claro.

Ah, postdata, las encuestas volvieron a "equivocarse" y van......


  

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