Termina el primer trimestre del año en Argentina y es válido, efectuar un repaso a las principales encuestas de opinión pública del país, respecto a las candidaturas presidenciales para agosto y octubre de este año. A estas fechas últimas, deben agregarse todas las elecciones provinciales, ocurriendo prontamente las más importantes, en las regiones más pobladas del país. Este cronograma escalonado seguramente impactará de manera gradual pero efectiva, sobre la evolución política que irán recogiendo las encuestas. Ya se bajaron dos candidatos de la oposición (Cobos y Binner) y no hay que descartar que otros se sumen, a medida que pasen los meses. Por lo pronto, también en el espacio no K, entre Macri (PRO), Sanz (UCR) y Carrió (CC), quedará uno sólo en la contienda final y serán eliminados los dos restantes. Esta secuencia de cuartos de final y semifinales que suponen las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), mecanismo previsto por Néstor Kirchner, con otros fines, diferentes a los que estamos comentando, abre una expectativa inédita e incierta a la que las encuestas contribuirán o no, para resolver. En elecciones que marcarán la novedad generacional de una mayoría del padrón, que nació a posteriori del último golpe militar de marzo de 1976 y que por lo tanto, se socializó como ninguna otra cohorte, en democracia, nuestro blog supone este factor como decisivo para imaginar un resultado final, de efectos semejantes a los de 1983, con la primera gran derrota en elecciones libres, del peronismo, tras cincuenta años.
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