Así se investigó la mayor filtración de la historia
Un año de trabajo que comenzó en una oficina de Múnich y terminó en una publicación masiva desde 109 redacciones del planeta. 370 periodistas de 76 países, laborando en 25 idiomas. Esto es Panama Papers.
Todo comenzó hace poco más de un año en una luminosa oficina en lo alto de un edificio de la calle Hultschiner en Múnich, Alemania, donde está la sede del diario Süddeutsche Zeitung. Allí trabajan los periodistas Bastian Obermayer y Frederik Obermaier, quienes recibieron una filtración con millones de documentos confidenciales de Mossack Fonseca, una firma legal poco conocida pero muy poderosa, fundada en Panamá en los años 70, que tiene sucursales en Hong Kong, Miami, Zurich y otros 35 sitios del mundo.
El bufete panameño es una de los mayores creadoras de empresas fachadas y estructuras corporativas que se pueden utilizar para ocultar al verdadero propietario de bienes y fortunas.
La filtración contenía miles de correos electrónicos enviados a través de las oficinas de la firma panameña, acompañados de millones de documentos: escrituras legales, certificados bancarios, copias de cheques, pasaportes, declaraciones juradas, tarjetas de identidad, títulos de propiedad, facturas y una infinidad de correspondencia confidencial que revela la maraña legal que usan miles de personas alrededor del mundo para mover u ocultar su dinero y bienes por medio de paraísos fiscales y sociedades de papel.
Antes que Süddeutsche Zeitung obtuviese la información, las autoridades fiscales de Alemania habían comprado un pequeño archivo con documentos de Mossack Fonseca a un informante secreto, lo que generó redadas en ese país a inicios del 2015. Estos archivos han sido ofrecidos a autoridades del Reino Unido, Estados Unidos y otros países, de acuerdo a un reporte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés).
En una exploración inicial de los datos, los periodistas alemanes encontraron historias que involucraban a prominentes figuras mundiales. No tardaron mucho en comprender que tenían ante sí la mayor filtración de documentos de la historia. Una base de datos que terminó con un tamaño de 2.6 terabytes, y contiene al menos 11.5 millones de documentos, fechados entre 1977 y 2015. Una tromba de información 2,300 veces más grande que el paquete con cables diplomáticos de Estados Unidos que recibió la organización Wikileaks hace cinco años.
El equipo de Süddeutsche Zeitung trabajó con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación en otros proyectos que involucraban grandes filtraciones, como Offshore Leaks (2013) y Swiss Leaks (2015), así que decidieron compartir la información con esta organización de periodistas con sede en Washington DC De todos modos, limpiar y estructurar de forma comprensible una base de datos de tal magnitud no es tarea fácil, y ICIJ lleva bastante trecho caminado en estas lides.
“Cuando nos dimos cuenta que habíamos encontrado algunas buenas historias internacionales, entendimos que se quedarían sin contar, a menos que compartiéramos los datos”, contó Bastian Obermayer.
Durante un encuentro en Múnich, en abril del 2015, el equipo de Süddeutsche Zeitung entregó a ICIJ los primeros discos con la información filtrada.
A partir de ahí, comenzó la ardua labor de estructurar la base de datos, convertirla en algo comprensible y diseñar una plataforma segura para que otros periodistas pudiesen explorar y visualizar la información.Liderados por la periodista española Mar Cabra, jefa de la unidad de datos de ICIJ, los ingenieros Rigoberto Carvajal y Miguel Fiandor, así como el desarrollador Matthew Caruana-Galizia, asumieron esa misión. Un trabajo remoto realizado en Madrid y Costa Rica.
ICIJ llegó a utilizar hasta 35 servidores para extraer e indexar la información confidencial con los archivos de Mossack Fonseca. Sacar e-mails de otros e-mails, someter miles de documentos escaneados a un proceso de reconocimiento de palabras para facilitar la búsqueda de los periodistas, extraer el texto de documentos con distintos formatos, entre ellos millones de archivos html (lenguaje que estructura el contenido de páginas web) y ordenarlos de forma comprensible.
El equipo identificó los países relacionados con cada mensaje y documento a partir de las direcciones contenidas en ellos. Con la data estructurada, la convirtieron en formato de grafos (que utiliza nodos para construir relaciones coherentes entre su componentes) para poder explorar las conexiones entre personas, empresas, oficinas, documentos, cuentas y visualizarlas mediante una plataforma llamada Linkurious.
Para junio del 2015, ICIJ tenía lista una robusta aplicación web y una herramienta segura donde los periodistas de todo el mundo podrían compartir sus hallazgos y comunicarse de manera efectiva.
Mientras tanto, un equipo liderado por Marina Walker Guevara, subdirectora del Consorcio, había convocado a un primer grupo de periodistas de investigación de distintos países -entre ellos un equipo de Univision- para trabajar en el proyecto.
Se extiende el proyecto
El 30 de junio, una treintena de reporteros se reunió en Washington DC Durante dos días, en un salón del National Press Club con vista a la Casa Blanca, el grupo conoció los detalles del proyecto, las primeras revelaciones de los datos del bufete Mossack Fonseca y acordó una agenda de trabajo. Hablaron de publicar en noviembre, luego se optó por febrero de de 2015. Nadie sabía lo que se venía.
Los siguientes dos meses fueron de búsqueda sistemática de personas, empresas, países y direcciones en la base de datos, mientras cada día más periodistas se unían al proyecto. El cuidadoso examen de los documentos, poco a poco arrojó revelaciones extraordinarias: aliados del presidente Vladimir Putin moviendo millones de dólares a paraísos fiscales desde bancos estatales rusos, sociedades vinculadas con Lázaro Baéz, el empresario argentino actualmente procesado por lavado de dinero, sociedades y contratos de miembros de la FIFA ligados a casos de corrupción, el primer ministro de Islandia, Sigmundur Davíð Gunnlaugsson, con empresas offshore secretas que negociaban con los bancos de su país.
Uno de los principales retos de ICIJ fue la seguridad de la información. Cómo coordinar el trabajo colaborativo de periodistas en todo el mundo, mientras trataba que la información filtrada -sensible y confidencial- estuviese a salvo de ataques cibernéticos o filtraciones a terceros que habrían comprometido el proyecto.
Para eso diseñó un estricto plan de trabajo, con un nivel alto de seguridad para las plataformas, constante monitoreo del acceso de los periodistas a la base de datos y la cantidad de descargas de documentos, comunicación encriptada, y sistemas de verificación de identidad como Google authenticator para acceder a los archivos filtrados, entre otras medidas.
A inicios de setiembre de 2015, se realizó otra reunión, esta vez en la sede de Süddeutsche Zeitung, en Múnich. Durante 3 días más de 70 periodistas se dedicaron a compartir sus principales hallazgos en la base de datos, formar grupos de trabajo, definir estrategias y plantear posibles historias.
La labor de búsqueda, en lugar de disminuir, aumentaba constantemente. Süddeutsche Zeitung recibió varios paquetes con nuevos datos confidenciales de Mossack Fonseca. En 10 meses, ICIJ realizó cinco actualizaciones de la base de datos, la última en marzo, con 1.5 millones de documentos adicionales para ser examinados.
Y aquí estamos. Esta es la más grande colaboración periodística registrada, con 370 reporteros de 109 medios de comunicación trabajando en más de 25 idiomas, en 76 países. Durante 10 meses excavaron en las entrañas de Mossack Fonseca para rastrear las transacciones secretas de los clientes de la firma alrededor del mundo, que conectan un total de 202 naciones.
Los archivos filtrados -unos 11.5 millones de documentos- cubren un período de casi 40 años. Hasta ahora,ICIJ y sus aliados han logrado identificar a 214,488 entidades (entre compañías, fundaciones y fideicomisos) y 14,153 clientes de Mossack Fonseca, en su mayoría intermediarios que representan ante el bufete a otros miles de personas.
Líderes mundiales y funcionarios públicos
Se han identificado a 12 presidentes o exmandatarios de distintos países, y 61 familiares o asociados directos a ellos. Hasta el momento los registros muestran a 128 políticos o funcionarios públicos que recibieron los servicios del bufete panameño, así como 29 personas de la lista de multimillonarios de la revista Forbes.
El análisis de ICIJ encontró que más de 500 bancos, sus subsidiarias y sucursales han trabajado con Mossack Fonseca desde inicios de los 90 para ayudar a sus clientes a crear unas 15,779 empresas offshore. Por ejemplo, el banco estadounidense USB creó más de 1,100 empresas a través del bufete. El banco HSBC y sus afiliadas crearon más de 2,300.
El pasado 16 de marzo, días después de que ICIJ y sus miembros se presentaron a las oficinas de la firma panameña y comenzaron a enviar preguntas, Ramón Fonseca Mora, uno de sus fundadores, renunció al puesto de ministro consejero del presidente de Panamá Juan Carlos Varela.
Este mismo viernes, el bufete le comunicó a sus clientes que su servidor de correo electrónico fue vulnerado y la información estaba en manos de periodistas de todo el mundo. "Ya se han puesto en comunicación con nosotros en un intento por confirmar sus alegaciones y hacer otras preguntas. Hemos respondido de manera general y no hemos proporcionado detalles que expondrían información confidencial aún más", escribió Carlos Souza-Lennox, director de Mercadeo y Ventas, según el mensaje al que tuvo acceso Univision.
No hay comentarios:
Publicar un comentario